MEDIO AMBIENTE

El aire que respiramos en Arrecife no tiene la calidad que recomienda la OMS

Al margen del tráfico automovilístico, un problema específico de la isla es la cercanía al continente africano, que explica los altos niveles de partículas PM10 debido a la calima.

El aire que respiramos en Arrecife no tiene la calidad que recomienda la OMS

La calidad del aire que respiramos en el ámbito Arrecife-Costa Teguise no alcanza, en general, los parámetros de calidad que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). En concreto, a lo largo de 2018, las cuatro estaciones medidoras existentes en Lanzarote registraron valores medios anual o diario superiores a las recomendadas por la OMS en partículas menores de 10 micras (μg/m³), que responden a las siglas PM10. En los demás indicadores, sin embargo, no se alcanzan los límites recomendados.  
 
En 2018, el conjunto de las cuatro estaciones arrojó una media anual de entre 23 y 27 μg/m³ en PM10. La OMS establece un máximo de 20, aunque hay que reseñar que las recomendaciones de la Unión Europea son bastante más laxas y alcanzan un máximo de 40 μg/m³. Aire malo: esta es la principal conclusión que se desprende de ‘Indicadores de la calidad del aire en Lanzarote. Evolución (2009-18)’, elaborados por primera vez por el Centro de Datos de Lanzarote a partir de valores aportador por Ecologistas en Acción. 
 
Nada menos que 1.900.000 canarios respiran un aire perjudicial para la salud, según las recomendaciones de la OMS. Son nueve de cada diez, pero hay espacio para el consuelo, ya que, en los últimos años, la práctica totalidad de la población española y europea viene respirando aire contaminado y que incumple los estándares. La contaminación del aire es un asunto muy grave, ya que causa más de 30.000 muertes prematuras en el Estado español cada año, quince veces más que los accidentes de tráfico.
 
Hay varios puntos de contaminación importantes: el aeropuerto, la central termoeléctrica y los puertos
 
Las cuatro estaciones que miden la calidad del aire en Lanzarote se encuentran situadas en la central eléctrica de Endesa en Punta Grande, Las Caletas, Ciudad Deportiva y la sede de Endesa en Arrecife. También se miden las partículas menores de 2,5 micras (PM2,5), cuya media anual osciló entre 5 y 9 μg/m³, cuando la recomendación de la OMS es de un máximo de diez. Al límite. Otro valor que se mide es el ozono troposférico (O3), que registró un número de días de 23 μg/m³ en la Ciudad Deportiva y de 48 en la central de Endesa de Punta Grande. La recomendación de la OMS es de un máximo de 25.
 
Además de los gases contaminantes que se emiten a la atmósfera a consecuencia de las actividades humanas, como el tráfico automovilístico, un problema específico de Lanzarote es su proximidad al continente africano, que explica los elevados niveles de partículas PM10 por la frecuencia de los episodios de intrusión de polvo sahariano, la dañina calima para la salud. Por otro lado, el cuadro general  de la isla presenta varios puntos de contaminación importantes, como son el aeropuerto, la central termoeléctrica y el tráfico marítimo en los principales puertos de la isla, sobre todo en Los Mármoles, Playa Blanca, Órzola y La Graciosa. No hay datos de los puertos generales del Estado adscritos a la Autoridad Portuaria de Las Palmas.
 
Otro valor que se mide es el dióxido de nitrógeno (NO2), que osciló durante el año pasado entre 5 y 10 μg/m³, cuando la OMS estable un máximo de 40, mientras los registros de dióxido de azufre (SO2) son casi inexistentes. Ahora bien, las estaciones de Costa Teguise y Las Caletas superaron el objetivo a largo plazo para la protección de la vegetación, aunque sin rebasar el valor objetivo establecido por la normativa para el ozono durante el quinquenio 2014-2018 por la Unión Europea.
 
Las comunidades autónomas tienen la obligación de informar a la población sobre el nivel de contaminación
El término ‘partículas en suspensión’ abarca un amplio espectro de sustancias orgánicas o inorgánicas, dispersas en el aire, procedentes de fuentes naturales, como el polvo procedente del desierto del Sahara, y artificiales. Entre estos últimos, destaca sobremanera la combustión de carburantes fósiles generada por el tráfico terrestre, aéreo y marítimo. No obstante, es un hecho poco conocido que la navegación aérea y marítima equiparan las emisiones conjuntas de la industria y el transporte terrestre, en relación a los óxidos de nitrógeno y de azufre o las partículas PM2,5, siendo asimismo una fuente muy relevante de contaminantes precursores de ozono.
 
En relación con sus efectos sobre la salud, se suelen distinguir las PM10, aquellas partículas ‘torácicas’ menores de 10 μm que pueden penetrar hasta las vías respiratorias bajas; las PM2,5, partículas ‘finas’ menores de 2,5 μm, que pueden penetrar hasta las zonas de intercambio de gases del pulmón; y las partículas ultrafinas que pueden llegar al torrente circulatorio. La evidencia científica revela que las partículas PM2,5 tienen efectos más severos sobre la salud que las partículas más grandes, PM10.
 
Respirar aire limpio y sin riesgos para la salud es un derecho inalienable de todo ser humano, y está sobradamente demostrado que la contaminación atmosférica causa daños a la salud de los ciudadanos y al medio ambiente. Por ello, las comunidades autónomas tienen la obligación de informar periódicamente a la población sobre el nivel de contaminación y, de manera específica, cuando se sobrepasen los objetivos de calidad del aire; sin embargo, esta información no siempre está tan accesible como sería deseable. Una encuesta del Eurobarómetro acerca de las actitudes de los europeos sobre la calidad del aire arrojó que los españoles son los europeos que se consideran peor informados en este terreno.

El tráfico motorizado, el mayor enemigo de la calidad del aire

Las principales vías de actuación para reducir la contaminación del aire pasan principalmente por la reducción del tráfico motorizado en las áreas metropolitanas, disminuyendo la necesidad de movilidad con un urbanismo de proximidad y potenciando en las ciudades el transporte público, en especial el eléctrico, y los medios no motorizados como la bicicleta o el tránsito peatonal. 
 
Casi nadie duda que es crucial desincentivar el uso del coche limitando su acceso al centro de las ciudades. El tráfico en el centro de las ciudades es muy ineficiente, con atascos constantes y graves problemas de contaminación, cuando muchos de estos desplazamientos en las ciudades no son necesarios. Así, más de una tercera parte de los viajes en coche dentro de las ciudades son para recorridos de menos de tres kilómetros, distancia que se puede recorrer fácilmente caminando o en bicicleta.
 
Otras medidas son la reconversión ecológica del transporte interurbano, el ahorro y la eficiencia energética, la recuperación de los estímulos para la generación eléctrica renovable en sustitución de las centrales termoeléctricas a partir de combustibles fósiles, y la disminución de las emisiones del transporte marítimo.

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