Descomposición popular

Las malas prácticas del Partido Popular (PP) recientes se empeñan en arrollar a Pablo Casado. Según se desprende de los penúltimos escándalos que se van conociendo y que salpican a la formación conservadora, ahora resulta que no era un caso aislado, sino que, al parecer, la caja B del PP era algo generalizado por toda la geografía española. Ni un caso aislado ni cosas del pasado. Así, a la luz de las instrucciones judiciales culminadas o en curso, el PP se financiaría a base de cobro de comisiones y dinero negro. De confirmarse estas pesquisas, la democracia española, el estado de derecho, estaría tardando en ilegalizar al PP por razones más que obvias.
 
Las informaciones que se van divulgando son escalofriantes. Según revela OKdiario, cuando fue director de la Policía, el portavoz popular en el Senado Cosidó autorizó el operativo de espionaje contra Luis Bárcenas y su familia para recuperar y destruir documentos sensibles que afectaban a Mariano Rajoy y la cúpula del PP. La misión, desarrollada sin orden judicial, contó durante más de dos años con 80 policías para controlar de cerca los movimientos del ex tesorero del PP y su familia, y se usaron a tal fin fondos reservados. Según parece, todos sabían que objetivo final era la destrucción de las pruebas y no colaborar con la justicia para esclarecer la posible financiación ilegal del PP. 
 
La herencia de M. Rajoy, de un lado, cercado por Vox a su derecha, por Cs a su izquierda, por la justicia por arriba y por electores desencantados por abajo, lejos de recuperar el territorio perdido, parece que el PP entra en fase de descomposición. Antes o después, los escándalos que suceden en esas alturas acabarán por llegar a las sedes del PP en todos los rincones de España para pasarles factura. También a Lanzarote.

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