De la (ir)responsabilidad de nuestros cargos públicos y públicas

De la (ir)responsabilidad de nuestros cargos públicos y públicas

No hay cosa peor para un soberbio que le digan lo que tiene que hacer. Y si es una sugerencia a un cargo público, y de estos sabemos que se ‘ensoberbian’ desde que toman posesión, pues el enroque es el mismo. Sabemos de ellos que leen la prensa, al menos la local por si les nombran, y, con seguridad, dan buena cuenta de las noticias de su municipio y de su isla.
Las traídas y llevadas palmeras que mueren cada semana, de esas, nada se sabe porque nada hacen por ellas
 
De lo que les afecte por tratarse de temas de su competencia, poco caso hacen de lo que se denuncie, y si pueden ignorarlo, lo harán. Si hablamos de las palmeras de su municipio, pues lo mismo, así estén todas condenadas a muerte como es el caso, si es que no han muerto entre que escribo y se publica esta observación a sus dignidades.
 
El diario Biosfera Digital se hace eco de forma constante de las quejas de la población sobre diversos temas. Algunos son respondidos con prontitud pues afectan al espacio público —constatación de que siguen la prensa desde los ayuntamientos—, pero otros temas, como las traídas y llevadas palmeras que mueren cada semana, de esas, nada se sabe porque nada hacen por ellas.
 
Las sabemos y las saben atacadas por un insecto que las destruye. Conocemos y conocen que hay tratamiento. Sabemos y saben que las ignoran. Y su aparente desinterés, que supone decenas de ejemplares cada pocos meses, no les inquieta lo más mínimo.
Un ejército de técnicos inoperantes esperan ante sus ordenadores que les ingresen la nómina cada mes
 
Se llaman, por si alguien todavía lo ignora, Astrid Pérez, Alexis Tejera, José Juan Cruz, Oscar Noda, Oswaldo Betancort, Alfredo Villalba, Jesús Machín y María Dolores Corujo. Lideran alguna de las administraciones públicas de la isla y capitanean concejales o consejeros que no hacen su trabajo. Bajo estos últimos, un ejército de técnicos inoperantes esperan ante sus ordenadores que les ingresen la nómina cada mes. La muerte de cada palmera cuesta el sueldo de tanto mamoneo  mientras el paisaje, las cunetas y los jardines los sufren por inacción.
 
"Biosfera", "legado de Manrique", "destino turístico", "identidad"... no son más que palabras sin valor en sus bocas. A todos afecta este escenario de catástrofe, y todos por igual o no se manifiestan, o, cuando lo hacen, es para responsabilizar a Canal Gestión de la falta de riego. Olvidan achacarle a la empresa el ataque del picudo del que nunca han oído hablar.
 
Tampoco sus técnicos, de las áreas con competencia municipal o insular, saben de qué estamos hablando. 

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