D’Hont, Hare y Covid

Sin haberlo conocido nunca, un montón de gente pone a caer de un burro a Víctor d’Hondt, mayormente candidatos y equipos electorales de formaciones políticas medianas, pequeñas y/o marginales. Algunos, incluso, encienden velas para que a d’Hont se lo lleve por delante Thomas Hare o el mismísimo Covid-19, desconociendo que Víctor falleció en 1901 tras ejercer como jurista y profesor de derecho civil y fiscal en la Universidad belga de Gante. Y apenas nada podrán hacer los cirios por Sir Thomas por mucho rezado que los acompañen, ya que falleció en 1891. Así que sólo les queda Covid-19, un recién llegado a estos menesteres, aunque le precede fama de infalible.
Ya se verá qué es lo verdaderamente importante y lo que no cuando acabe el confinamiento
 
El extinto bipartidismo estuvo encantado con el método electoral propuesto por d’Hont durante decenios, un sistema utilizado por numerosos países como Finlandia, Países Bajos, Irlanda, Japón, Suiza o Portugal. La Ley D'Hont es un sistema electoral de cálculo proporcional que divide el número de votos válidos emitidos para cada partido entre el número de cargos electos con los que cuenta cada circunscripción. En el ámbito estatal, este reparto proporcional beneficia tanto a los grandes partidos políticos como a las formaciones nacionalistas. De ahí que infinidad de veces, los perjudicados hayan propuesto derogar el sistema actual e implantar otro más proporcional y representativo.
 
Nueva Canarias (NC) estuvo dándole vueltas al asunto de cara a la nueva Ley de Régimen Electoral de Canarias, que, en su momento, recrudecerá el viejo debate de la triple paridad, el número de diputados regionales y el método que deberá asignarlos. Y ahí es donde aparece el Sir, ya que NC llegó a sopesar la derogación del sistema D’Hont en favor del cociente Hare en la futura Ley Electoral. El cociente Hare/Niemeyer fue desarrollado por el matemático alemán Niemeyer y promovido para un sistema electoral por el jurista Hare. Un alemán y un inglés… Pero todo eso era antes del Covid-19. 
 
Cuando pase la pandemia, que pasará, no sé yo cómo se tomará la gente los tiempos y la misión misma de la política, porque, siendo crucial la deliberación, es obvia la inutilidad de las comisiones de estudio y subcomisiones de trabajo que se crean, por lo general, para empantanar y adormecer los debates. Ya se verá qué es lo verdaderamente importante y lo que no cuando acabe el confinamiento en función del mundo que nos reencontremos. Y la fuerza y las ganas que haya para dar sentido a una humanidad compartida.

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