Opinión

Contradicciones naranjas

Hace hoy una semana que el periódico El Mundo publicó la última encuesta elaborada para ellos por Sigma Dos. PP y PSOE se hunden ante la subida imparable de Ciudadanos, titularon. El trabajo de campo de dicho sondeo electoral se llevó a cabo entre el 23 y el 27 del pasado mes de marzo, realizándose 1000 entrevistas telefónicas. Sus conclusiones reconfirmaron la tendencia que vienen marcando otros sondeos que vienen a su vez publicando periódicamente otros medios como El País, ABC, la Cadena SER o el propio CIS.
 
Si bien el partido que lidera Rivera viene experimentando una subida constante en los sondeos desde 2016, cuando realmente se ha disparado ha sido a raíz de la aplicación en Cataluña del artículo 155 de la Constitución. Un discurso compartido o no, pero sencillo y entendible en defensa de la patria, la bandera, la unidad y la uniformidad ha provocado la identificación de muchísima gente con el relato de Ciudadanos, un desplazamiento o trasvase electoral que está teniendo especial incidencia en la población pro-española en Cataluña pero no solamente en esa región, pues a la vista está que la posición de Ciudadanos está atrayendo como un imán a los españoles del resto de España que dan muestras de haberse hartado de las excentricidades de los independentistas radicales catalanes.
 
La encuesta publicada por El Mundo sitúa a Ciudadanos como primera fuerza en intención de voto con un 26,7%, al PP en segundo lugar con un 23,3%, al PSOE tercero con un 19,7% y a Unidos Podemos cuarto con un 18,4%. El ascenso meteórico de Ciudadanos se produce a costa de populares y socialistas. Los primeros pierden casi 10 puntos respecto a las últimas elecciones generales. En cuanto a los socialistas, han frenado el ascenso que le dieron los sondeos tras la vuelta de Pedro Sánchez a la secretaría general y ahora van claramente a la baja -sacaría, según Sigma Dos, tres puntos menos que en las elecciones de 2016-.
 
La sencillez del mensaje de Ciudadanos para abordar el grave problema territorial que sufre España solo se puede llevar a cabo cuando no hay responsabilidades de gobierno. Está más centrado el partido de Rivera en cómo lograr convertirse en la primera fuerza política de la derecha española que en afrontar el reto de presentar un proyecto que respete las singularidades territoriales dentro de la unidad del Estado. En esa dirección, el conflicto catalán es una oportunidad y no un problema para los intereses electorales de Ciudadanos.
 
Con la misma estrategia se mueve Ciudadanos con respecto a los Presupuestos Generales del Estado. Hay una clara incoherencia entre el ideario de la formación naranja y su posicionamiento en la negociación presupuestaria. El proyecto de unidad y uniformidad, según el cual todos los españoles debemos ser iguales -sin privilegios, como lo defienden respecto a Cataluña- no lo aplican para Euskadi.
 
El proyecto de presupuestos listo para iniciar el trámite correspondiente en las Cortes Generales incrementa la desigualdad entre los territorios y las personas que los habitan. Por razones estrictamente políticas, el Gobierno de España prima descaradamente a Euskadi buscando el apoyo del PNV. Pues bien, parece tan culpable el PP como Ciudadanos de que prime la política por encima de las necesidades objetivas y de la solidaridad necesaria para construir un Estado fiable.
 
Las calculada estrategia electoral de Ciudadanos ha condicionado también la actitud del partido de Rivera respecto a la moción de censura presentada por el PSOE  a Cristina Cifuentes. No apoyará dicha censura pensando exclusivamente en sus intereses electorales. Para pescar en el amplio caladero de votos que tiene la derecha en Madrid no puede Rivera entregar el Gobierno de Madrid a la izquierda. El camino más rentable es el de impulsar una o varias comisiones de investigación que sigan desgastando la imagen de la presidenta madrileña.
 
Más allá de las buenas intenciones que proclaman, el único objetivo de la comisión de investigación es claro: desgastar a Cifuentes o echarla, sin herir a los votantes del centro derecha utilizando el “modo Murcia”. En cualquier caso, superada la votación de la moción de censura a la presidenta de Madrid le queda un recurso para recuperar la iniciativa política: disolver la Asamblea y convocar elecciones. Cataluña está condicionando la política del resto del país, pero no solo los independentistas catalanes están obligando a los partidos a medir sus pasos. La tormenta que sacude la Comunidad de Madrid marca un episodio en el que los principales partidos se juegan mucho en términos electorales.

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