22 de septiembre, Día Mundial sin Coches

Coches, los verdaderos amos del territorio conejero

No toda la población adulta es esclava del automóvil. De hecho, hay en la isla unos catorce mil residentes en edad de conducir que no poseen carné.

Coches, los verdaderos amos del territorio conejero

Lanzarote se aleja cada vez más de la utopía de una isla libre de coches. Sencillamente, porque cada vez hay más. Conviene reseñarlo, porque este año se conmemora el veinticinco aniversario de la declaración de la Reserva de la Biosfera y porque hoy, día 22 de septiembre, se celebra el Día Mundial sin Coches. Hasta el mes de julio del año en curso se habían matriculado más de 5.100 nuevos vehículos, lo cual expresa dos cosas: no hay ganas de dejar de coger el coche y la economía familiar se ha recuperado bastante.
 
El parque de vehículos ascendía a 125.137 unidades el año pasado. Toca a 84 vehículos por cada cien residentes, entre los que hay que incluir a los más de treinta mil menores de 18 años que no poseen carné de conducir o las casi dos mil personas mayores de 85 años. Pero si lo ajustamos un poquito más, las cifras indican que los 87.000 turismos y más de seis mil motocicletas censados se corresponden casi exactamente con los 93.466 residentes mayores de edad. Casi todos tienen en común que les es difícil encontrar dónde aparcar, un verdadero quebradero de cabeza y, a veces, un coste adicional para el bolsillo.
 
La venta de vehículos se acerca a los cien millones de euros anuales
 
Pero no toda la población adulta es esclava del automóvil. De hecho, hay en la isla unos catorce mil residentes en edad de conducir que no poseen carné. Por unas razones o por otras, van a pie, cogen la guagua, se suben a alguno de los 424 taxis existentes o quedan con los amigos que tienen coche para desplazarse. Los que de ninguna de las maneras pueden prescindir de los vehículos son numerosas empresas que los necesitan para sus actividades. La isla cuenta con treinta mil camiones y furgonetas, además de 341 guaguas.
 
El automóvil privado es una herramienta imprescindible para muchas personas a la hora de desplazarse, pero tiene un coste muy elevado. Y no sólo medio ambiental a causa de la contaminación atmosférica y los ruidos. Hasta agosto pasado, se han producido 251 siniestros en las carreteras lanzaroteñas, con un balance de ocho muertos, diez heridos graves, 126 heridos leves y 409 vehículos implicados. Además del coste humano, supone un pastón en pagos de seguros por valor de varios millones de euros cada año.
 
Ante la primacía casi absoluta de la movilidad motorizada en la isla, los peatones y los ciclistas tratan de abrirse paso con pequeñas conquistas en las vías públicas. Unos avances son las aceras más anchas o las calles peatonales, y otros son los carriles bici. Son gestos inapreciables porque el automóvil, lejos de reducir su presencia, se ha convertido en un protagonista indiscutible de nuestras calles y carreteras. La venta de vehículos es un lucrativo negocio que se acerca a los cien millones de euros anuales, mientras que el negocio de la venta de combustibles supera ampliamente los 500 millones de euros al año.
 
Decenas de miles de vehículos volverán a invadir nuestras carreteras
 
Con ocasión del Día sin Coches, se suele reclamar a las distintas administraciones la puesta en marcha de políticas reales, permanentes y tangibles que, por un lado, combinen la disuasión y restricción del vehículo privado, y por otro, potencien y faciliten la marcha a pie y en bicicleta, así como el transporte público. Pero no un día, sino durante todo el año.
 
Por un día, los verdaderos protagonistas no deberían ser los automovilistas, los concesionarios, los talleres de reparación o las estaciones de servicio. Este 22 de septiembre deberían acapararlo las personas afectadas por la presencia abusiva de los automóviles: personas atropelladas en nuestras calles, las que sufren de asma o de problemas respiratorios, o aquellas familias que padecen los impactos acústicos por residir cerca de vías con intenso tráfico.
 
Sin embargo, aunque es el Día sin Coches, decenas de miles de automóviles y motocicletas volverán a invadir y contaminar nuestras carreteras y calles como cualquier otra jornada. Muchos, con la radio encendida, oirán hablar de la necesidad de mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, adaptarnos mejor al previsible agotamiento del petróleo y conseguir ciudades más habitables, menos contaminadas, menos ruidosas, más inclusivas y con menos desigualdades de género y económicas. Y unos segundos más tarde, seguirán a lo suyo, indiferentes. Como cada día.

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