LUGARES | Nueva normalidad

Charco de San Ginés, un lugar de encuentro manteniendo a raya a la covid-19

La desescalada ha reafirmado este espacio como la verdadera plaza central de la ciudad, donde se dan cita el origen histórico de Arrecife y sus aires porteños y marineros.

Charco de San Ginés, un lugar de encuentro manteniendo a raya a la covid-19

El Charco de San Ginés lo tiene todo: mantiene la cercanía pero garantiza la distancia física que recomiendan las autoridades sanitarias, es estupendo tanto de día como de noche, su oferta de restauración es variada y apta para todos los gustos y bolsillos, y es un lugar de encuentro novelero y al aire libre donde pega la brisa marina, ideal para mantener a raya a la covid-19. La desescalada tras el confinamiento ha reafirmado este espacio como la verdadera plaza central de la ciudad, donde se dan cita el origen histórico de Arrecife y sus aires porteños y marineros.
Hubo que esperar décadas a la eclosión del mejor espacio público de Arrecife
 
Restaurantes, bares, cafeterías, terrazas, gente paseando y, en los últimos años, también las fiestas patronales de la ciudad, cosa que no va a suceder en esta edición debido a las secuelas de la pandemia. Le ha costado costando, pero Arrecife empieza a entender que su litoral ofrece grandes oportunidades. Áreas de expansión, lugares de encuentro, itinerarios de paseo, contrapunto a la densidad... Todo ello se veía venir en El Charco de San Ginés hace más de medio siglo, pero hubo que esperar décadas a la eclosión del mejor espacio público de Arrecife.
 
El Charco está de bote en bote casi a todas horas del día. La población local y los pocos visitantes que se encentran en la isla visualizan que el litoral aporta valores ambientales, calidad paisajística y singularidad. Por eso, da grima pensar que, allá cuando, un alcalde llegara a plantear que lo mejor era entullirlo y crear un parking encima. Tal era la pésima estampa de El Charco en los años sesenta y setenta del siglo pasado, cuando la isla y su capital se incorporan a la corriente del turismo. El hedor era insoportable; la imagen, desoladora.
 
Pero no fue así siempre. Antiguamente, el movimiento de las mareas hacía de El Charco el atractivo natural más interesante de la capital, añadiendo mayor pedigrí al entorno donde se fundó la ciudad. En su fisonomía aún se aprecian viviendas de tipología popular y restos de almacenes y bodegas vinculadas a la actividad portuaria y litoral desde el siglo XVIII. Entre la orilla septentrional de El Charco y la calle Pérez Galdós, la antigua vía hacia la Villa de Teguise, se asentó el sector más humilde de la población. 
El frente del litoral de El Charco fue creciendo dándole la espalda al mar
 
En general, el frente del litoral de El Charco fue creciendo dándole la espalda al mar. Esto es así porque las construcciones situadas en la franja naciente de la calle Real tenían su trasera en la lámina de agua, por lo que estas viviendas se desarrollan sin mirar al mar. Por lo tanto no se conforma una fachada en sus orillas, un hecho que se está produciendo en fechas recientes a raíz de su revaloración como área residencial y de ocio.
 
Como hiciera con basureros y escombreras, César Manrique percibió el potencial que se ocultaba tras la charca pestilente. Primero hubo que cerrar la conexión con la bahía de Naos para evitar la contaminación que generaban las factorías de pescado. Luego se produjo la intervención: el dragado, los muros de piedra, la rehabilitación de los puentes y la lámina de agua en el Morro de Elvira. 
 
El Charco tardó en coger resuello, primero como privilegiada zona residencial y después como lugar de ocio. Hoy, su ribera es la primera opción que maneja cualquier empresario de la hostelería que desee abrir un negocio en Arrecife. Proliferan los establecimientos en las orillas de la amplia laguna de casi cien mil metros cuadrados de superficie, un fondeadero natural para embarcaciones de pequeño tamaño. Flanqueada por El Lomo y La Puntilla, El Charco es un parque de agua y la plaza mayor de la ciudad, aunque el Ayuntamiento y la iglesia le den la espalda. Peor para ellos. 

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