Top Secret, 15 de mayo de 2020

Carmelo

Carmelo

Se llama Carmelo Alemán, es Guardia Civil, y difícilmente olvidará la primavera de 2020. Seguramente alguno de los peores y de los mejores momentos de su vida se han concentrado en 60 días. Dos meses en los que ha pasado de estar al borde de la muerte a ser objeto de un espontáneo y muy emotivo acto a la salida del Hospital General Dr. José Molina Orosa. Sentado en una silla de ruedas, marcado por la huella que le ha dejado tantos días de feroz lucha contra el virus, con un balón de baloncesto en el regazo y rodeado de buena parte de su vida. Así ha recibido un sentido aplauso del equipo sanitario que le ha atendido en el centro hospitalario, y al que se han sumado también una veintena larga de miembros de la Guardia Civil, con el Capitán al frente, quien le ha dedicado unas palabras de ánimo a él y de reconocimiento al personal del Molina Orosa. El propio Coronel Jefe de la Comandancia de Las Palmas, a través de una vídeo llamada, se ha sumado a las palabras de reconocimiento y ánimo hacia Carmelo. Por cuya vida temieron en algún momento de estas largas semanas

Lucha

Así es este virus al que parece que ya hemos perdido el respeto a fuerza de leer repetidas estadísticas muy amables para la población de Lanzarote y, sobre todo, La Graciosa, por donde no se ha rozado. El SARS Covid 2 mata. Y no está muerto. Puede, perfectamente, seguir matando. Conviene tener esto presente a la hora de tomarnos determinadas licencias porque, total, en Lanzarote hay cuatro casos o en España ya sólo mueren 200 personas al día. ¿Sólo? Hasta hace pocos días, las cifras de muertos diarios estaban en las 800 personas. Y parecíamos vivir en las puertas del mismísimo infierno. Ahora que son 200 ya presionamos para que nos den plena libertad y regresar a la normalidad. Y son doscientos muertos al día. O ciento y pico, nos da igual. Gente que muere. A la que la mata el virus que continúa ahí afuera. Viviendo entre nosotros. Esperando para cazarnos y asfixiarnos de puro reventarnos los pulmones.

Cabeza

Pero nosotros, a lo nuestro. Más bares, más paseo, más aviones, más barcos… playa, ¡que llegue el turismo ya! Y mientras, cada hora, mueren en España ocho personas que no han tenido la fortuna o la fortaleza de Carmelo para escapar de sus garras. No le perdamos el respeto a la Covid-19. El peligro no ha desaparecido y el riesgo de un rebrote seguirá presente mientras no se dé con la vacuna. Que tardará. Por eso, ver imágenes como la de Carmelo, o antes Carmen, o Reina, saliendo del Hospital tras un mes en la UVI y un tiempito más en planta, nos han de recordar qué cerca estamos del hoyo. En Lanzarote, una isla que parecía alejada de todo esto, donde tardó en llegar el primer caso. Pero llegó. Y desde entonces, hace sólo dos meses, no hemos parado de contar. Y seis familias han enterrado a uno de los suyos. No. El coronavirus no ha muerto. Y sigue matando. Por su bien, no lo pillen.

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