Césares del futuro

¿Qué haría César Manrique en estos momentos? Seguro que somos muchos los que hoy, coincidiendo con el 101 aniversario del nacimiento del artista más universal de Lanzarote, nos preguntamos cuáles serían las ideas que brotarían de su mente para salir de esta crisis provocada por el coronavirus. Aunque ponerse en su cabeza es una tarea imposible sí es verdad que algunos de sus conceptos tienen ahora más vigencia que nunca.
 
Manrique escribía en 1974 en su libro Lanzarote, arquitectura inédita que era fundamental fijar un objetivo para alcanzar la utopía de una isla única en el mundo. “Con una programación inteligente y con  una conciencia clara de lo que se quiere, se abre un porvenir lleno de posibilidades tan inmensas como jamás podrán imaginar”, aseguraba el artista que fue capaz de lograr que Lanzarote dejara de ser la ‘cenicienta de Canarias’.
Tenemos una oportunidad de oro para fijar un nuevo rumbo sin olvidar que vivimos en un mundo globalizado.
 
El binomio ‘Arte-Naturaleza’ que aplicó en Lanzarote es algo que no sólo debemos mantener grabado a sangre y fuego en nuestra piel sino que a partir de ahora debe cobrar más importancia si cabe. La apuesta por la protección del territorio, el desarrollo sostenible, el desafío climático y la conservación de su obra, especialmente de los Centros de Arte, Cultura y Turismo, tienen que situarse en la primera línea  de la reconstrucción de la isla.
 
¿Y cuál es nuestro objetivo? ¿Dejar caer todo para volver a empezar a construir la isla utópica que ideó Manrique? Y si así fuera ¿estaríamos dispuestos a asumir el coste económico y social de no seguir viviendo del turismo de masas? Difícil en estos momentos tan duros. Pero sí tenemos una oportunidad de oro para fijar un nuevo rumbo sin olvidar, porque sería un grave error, que vivimos en un mundo globalizado. 
Y ese camino debe empezar por redefinir el Plan Insular de Ordenación del Territorio
 
Y ese camino debe empezar por redefinir el Plan Insular de Ordenación del Territorio. Si ya sé, ese documento que venimos arrastrando desde hace años por la incompetencia de nuestros políticos. Pero es el único que nos puede marcar unas directrices válidas para los nuevos tiempos. No hay excusas para acometer su revisión de forma ágil y valiente. Y con nuestro propio eslogan, tal y como acuñó Manrique: “No tenemos que copiar a nadie. Tenemos que sacar a relucir la personalidad intrínseca de la isla para que nos vengan a copiar a nosotros”. 
 
En 1988, César alertaba, en un artículo titulado Optimismo utópico,  sobre la desaparición del patrimonio natural de Lanzarote pero que bien puede aplicarse para este tiempo de incertidumbre. “El futuro no puede ser más negro, ya que será irrecuperable para siempre.  Quien  hoy no se preocupe de estas cuestiones del futuro, que es el caminar progresivo e inteligente de la vida, y de darle formas nuevas a sus reflexiones, se quedará atascado entre las telarañas del pasado, y al fin no quedará más que la competencia desenfrenada del comercialismo especulativo sin alma y si vida”. Palabra de un genio.

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