Arrecife, 'car free'

Si los coches compraran en las tiendas, las situadas en los márgenes de la circunvalación de Arrecife se harían de oro. Si los coches compraran en los comercios, se abrirían al tráfico los centros de todas las ciudades del hemisferio norte. El cierre de la avenida marítima de Arrecife seguirá dando que hablar mientras sea un recurso útil para hacer oposición al grupo de gobierno municipal, incluso para CC. La dirección es la misma, pero no todos circulan en el mismo sentido: unos van hacia atrás reclamando el protagonismo del coche en la avenida, y otros hacia adelante solicitando su cierre al tráfico. Es así en los centros de todas las ciudades de todo el mundo, no nos engañemos.
Las transiciones siempre son traumáticas y complejas
La discusión entre inmovilistas e innovadores está presente en todos los órdenes de la esfera pública, y afecta también al lugar que debe ocupar la circulación rodada en los espacios urbanos. La tendencia es acotar su uso y liberar espacios para el disfrute de la ciudadanía no motorizada, tanto en los gobiernos de derechas como de izquierdas y en países desarrollados o menos desarrollados. En esto, los vecinos, en general, están a favor y entre los comerciantes hay de todo, pero las transiciones siempre son traumáticas y complejas. No es cierto que el comercio en el centro de Arrecife se encuentra en declive debido a las restricciones al tráfico, sino que obedece a un cambio profundo en las propuestas de la oferta, incluyendo las nuevas estrategias de localización y accesibilidad, y en los hábitos de los consumidores y -¡atención!- en su nivel de exigencia. El destino aguarda a la vuelta de la esquina y su vaticinio es irrefutable: Arrecife, car free.

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