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Andrés B. Zala ‘el húngaro’, amigo de Franco y gran admirador de Lanzarote

Estuvo particularmente vinculado a la industria pesquera radicada en Arrecife y Agustín Pallarés Padilla lo menciona en su Historia de Lanzarote del siglo XX.
Andrés B. Zala ‘el húngaro’, amigo de Franco y gran admirador de Lanzarote

Andrés B. Zala el húngaro fue un gran admirador de Lanzarote y La Graciosa. Desacertado sobrenombre, el húngaro, para alguien nacido en Croacia y que se quedó en las Islas Canarias cuando viajaba rumbo a Argentina. Llegó a Lanzarote en 1935,  fue propietario de Isla de Lobos hasta 1965 y mantuvo su relación con Lanzarote y La Graciosa hasta su muerte en 1972. Estuvo particularmente vinculado a la industria pesquera radicada en Arrecife y Agustín Pallarés Padilla lo menciona en su Historia de Lanzarote del siglo XX. Andor era su nombre de nacimiento, que se cambió por su equivalente, Andrés, una vez en España.
Empresario de éxito gracias a sus largas jornadas de pesca con Franco en el ‘Azor’
 
Dos trabajos periodísticos glosan su figura. Uno es Zala, el amigo judío de Franco (Jesús Ruiz Mantilla, El País, 29 de julio de 2013), que señala: “El dictador acogió en su círculo más íntimo a un empresario de origen hebreo que huyó de la Alemania nazi, y cuyos restos descansan hoy en El Pardo”. El otro trabajo se titula Un extranjero que hizo fortuna (Javier Durán, La Provincia, 22 septiembre 2013), que apunta lo siguiente: “El judío que compra la isla de Lobos Andrés B. Zala forjó parte de su enigmática biografía en el Archipiélago, desde donde dio el salto para convertirse en un empresario de éxito y en ‘un conseguidor’ gracias a las largas jornadas de pesca que compartía con Franco en el Azor”.
 
Andrés B. Zala viajaba mucho. En 1937 ya aparecen las primeras referencias suyas en la prensa de las Islas viajando entre Tenerife y Gran Canaria, y también a la Península. En los años cincuenta existían dos factorías en Arrecife que elaboraban conservas: Rocar que era la más antigua, establecida desde 1936 en el Islote del Francés, y Conservera Canaria (Conca), propiedad de Enrique Varela Vaquero y Andrés Zala, que en 1957 fue adquirida por Hijos de Ángel Ojeda, SL, según relato de Manuel Betancort Borges.
Culto, amabilísimo, placentero: “Todo sabía embellecerlo y contagiaba con su optimismo”
 
El Cronista Oficial de Arrecife, Antonio Lorenzo, también lo cita en un entrevista: “De la venta de la salazón del pescado a Gran Canaria y Tenerife se pasó a las conserveras, la primera de ellas de la mano de los Lamberti en la Rocar y gracias a un hombre que fue importantísimo para Arrecife, Andrés Zala, al que le llamaban el Húngaro, porque no se sabía de qué nacionalidad era y que fue quien trajo a Alonso Lamberti. Decía que quería convertir a Arrecife en el primer puerto pesquero del Atlántico” (La Provincia, 2012). Zala tuvo una empresa de importación-exportación dedicada a los más variados negocios y hablaba varios idiomas.
 
A mediados de 1967, Zala copó titulares de prensa de manera efímera por haber vendido dos veces, supuestamente, la Isla de Lobos. Al par de días, la noticia se esfumó. Por esas fechas, y en referencia al descubrimiento turístico de Lanzarote se escribe: “Muchos han cooperado a este hallazgo. El primero, don Andrés Zala, señor ameno y cultísimo. Fue un gran admirador de Lanzarote y de la isla de La Graciosa” (Airam, El Eco de Canarias, 24 de julio de 1967). Con motivo del fallecimiento de Andrés Zala, se le describe como un hombre culto, amabilísimo, placentero: “Todo sabía embellecerlo y contagiaba con su optimismo” (Airam, El Eco de Canarias, 28 enero 1972).

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