EL TIEMPO

2019 ha sido el año más lluvioso en Lanzarote en lo que va de siglo

Sólo 37 días de lluvia arrojó una precipitación de 523 milímetros en 2019, cifra que equivale a más del doble del segundo año más lluvioso (211,6 mm en 2005).
2019 ha sido el año más lluvioso en Lanzarote en lo que va de siglo

Sólo 37 días de lluvia arrojó una precipitación de 523 milímetros (mm) en 2019. Esta cifra equivale a más del doble del segundo año más lluvioso desde  2000 (211,6 mm en 2005). El anterior, 2018, registró 78 días de lluvia, pero sólo se recogieron 142,7 mm. Marzo fue el mes más lluvioso (190 mm acumulados durante seis días de lluvia). A este paso, el cambio climático nos va a volver locos de la cabeza. 
 
A la luz de los datos meteorológicos registrados a partir de 2000, el clima en Lanzarote sigue como siempre, completamente a su aire, intercalándose años lluviosos con otros secos, y temperaturas medidas que oscilan entre 20 y 22 grados Centígrados (ºC). Todo indica que el cambio climático ya está aquí y que su presencia se notará cada vez más, a no ser que la humanidad actúe como un solo organismo.
 
En Lanzarote se suceden años sin lluvia con otros de abundancia
Lanzarote no cuenta con altitudes significativas sobre el nivel del mar, por lo que no es posible aprovechar el soplo constante de los vientos alisios y tampoco se forman nubes al chocar contra los sistemas montañosos, como sucede en otras islas del Archipiélago. Por lo tanto, no se produce la descarga de la humedad contenida en el mar de nubes que transporta los vientos alisios. Por otro lado, su proximidad al continente africano y la escasez de precipitaciones nos sitúan entre las regiones semidesérticas del planeta. Un problema añadido es que, cuando se producen, suelen ser irregulares y torrenciales, sucediéndose años sin lluvia con otros de abundancia, pero que cae en muy poco tiempo, haciendo correr el agua por los barrancos hasta perderse en el mar.
 
En 2005 se registró el segundo año más lluvioso del presente siglo, con 211,6 mm. La precipitación pluvial se mide en mm, y equivale al grosor de la lámina de agua que se formaría sobre una superficie plana e impermeable a causa de la precipitación. La cantidad resultante, medida en litros de agua por metro cuadrado de terreno, es lo que favorece la vida en mayor o menor medida.
 
El cambio climático es la mayor amenaza que se cierne sobre a humanidad
El tiempo cambiante nos hace pensar en el cambio climático, la mayor amenaza que se cierne sobre a humanidad. La ciencia pronostica que sus consecuencias pueden ser devastadoras, a no ser que reduzcamos drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, el aumento de la temperatura global en 2016 fue de 1,1 grados, el mayor de la historia de la humanidad. El progresivo deshielo de las masas glaciares provoca la subida del nivel del mar, lo cual podría ser terrible para las ciudades costeras y las islas. 
 
En los peores escenarios probables que consideran los expertos, el aumento de temperatura podría llegar a los 4,8 ºC para final de siglo. Por ello, cuanto más tardemos en actuar, mucho más elevadas serán las inversiones para la adaptación al aumento de la temperatura. La solución pasa por una reconversión energética, ya que con las energías renovables se conseguirán paliar los efectos del cambio climático. Lanzarote y Canarias disponen de abundantes horas de sol, viento y fuerza del mar y las olas para lograr la autosuficiencia energética procedente de energías limpias y renovables, pero debe avanzar con mucha mayor celeridad.

Tres cosas sobre la lluvia en Lanzarote

La peculiaridad paisajística lanzaroteña revela escasez de agua. Sin embargo, la superficie terrestre insular recoge agua que no es registrada por los sensores de las estaciones meteorológicas. Son las llamadas precipitaciones ocultas, como la de rocío y neblina o niebla, unos recursos hídricos de gran importancia y que están pendientes de ser evaluados. 
 
Pero estos recursos no han pasado desapercibidos a la observación y la sabiduría que anida en la agricultura tradicional. De hecho, el enarenado artificial es una réplica de la capacidad de absorción de la humedad que posee el rofe. Por otro lado, en fechas más recientes se ha desarrollado la técnica de captación de agua de brumas o lluvia horizontal, que consiste básicamente en la posibilidad de que esa agua pueda ser recogida, ya que las gotas contenidas en la bruma precipitan al contacto con objetos.

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