‘Les ministres’

Tendríamos que pactar que nuestra visibilidad no fuera a cualquier precio. No al precio del engorro del discurso, ni al bombardeo del estilo ni la imposición de tanto pasteleo. Reniego de los políticamente correctos, machos y hembras, que aluden al manido "compañeros y compañeras" y a ese rosario de “vosotros y vosotras", "amigos y amigas"... No los puedo ni soportar.
 
Nunca me sentí ignorada por el lenguaje porque yo sabía que estaba allí, conocía mi identidad y mis límites y he tenido conciencia de que no me siento excluida en el “todos”. Con un "buenas noches", vale. Pero algunos fueron más allá con el "...a todos", sintiéndose obligados los siguientes, por tanto, al "...a todos y a todas".
 
Si una saluda a la concurrencia desde un atril, lo debe estar haciendo a la totalidad de  los asistentes (¿y las asistentas?). Si lo quisiera hacer a la primera fila, se indicaría de forma expresa, aunque  resultaría algo grosero.
 
El ministro astronauta va a solicitar que se dirijan a él como astronauto
Sí, lo sé, hay más ministras que ministros, más mujeres que hombres, pero tantas personas como ministerios. Será en ese momento en que sintamos al ser humano, el punto en que  tanto artificio y tanta floritura mal parida sea desterrada de una vez por todas. En beneficio de la sencillez.
    
Mi incomodidad es la torpeza de otros, las obligaciones de otros, y las cuotas que otros establecen, pues en ellas no hay garantía de solvencia. Y sí, es un gobierno un poco extraterrestre, tanto, que tiene hasta un astronauta que visto el lío, va a solicitar que se dirijan a él como astronauto.
 
Les ministres del gobierno Sánchez -¡ah de la economía del lenguaje!- lo van a tener duro con sus señories en el Congreso de les Diputades (atrévanse a hacer este mismo párrafo en el lenguaje inclusivo que tanto detesto). No tiene arreglo tanta bobería.

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