Ástrid en verde

La alcaldesa de Arrecife parece decidida a que en la capital se planten árboles en este mandato y ya ha declarado que al menos 200 se han plantado desde que llegó a la Alcaldía, aspecto que debe de haber contrastado y sabe perfectamente qué especies y dónde han sido emplazados. Que alguien decida adoptar esa medida es una buena noticia para Arrecife, porque pocos de sus predecesores se han concentrado en la tarea de mejorar la calidad de vida de sus vecinos por medio de líneas de sombra por toda la capital. Este tipo de políticas, complementarias al aporte de soluciones para la variada problemática de cualquier conjunto urbano, es lo que da lustre a sus alcaldes, porque son acciones que se ven y se valoran desde la ciudadanía y demás usuarios del espacio público. Hablamos de sombra, de recurso estético, de medida medioambiental...
 
La plantación de una especie vegetal demanda de un estudio previo
Viene a cuento este último comentario a colación de la tala de la tipuana —que es como se llama este árbol — que ha tenido que realizar el Ayuntamiento, y que ya se echa de menos en el tórrido paisaje urbano de la ciudad. Es indudable que la plantación de una especie vegetal demanda de un estudio previo, tanto sobre las condiciones del suelo como del espacio que ocupará durante su desarrollo. Huelga decir que si nuestras entendederas nos llegan para no plantar una fila de tuneras en las aceras de la ciudad, del mismo modo cualquier otra especie necesita, no sólo del sentido común que aplicamos a las decisiones sobre las cactáceas mencionadas, sino de la debida instrucción y conocimiento que nos permita tomar decisiones cualificadas sobre los árboles más convenientes Hablamos de sus necesidades hídricas, su porte de adulto, su mínimo mantenimiento, si fructifica o no, su desarrollo radicular, su resistencia a las plagas... Es toda una aventura que no se resuelve con la visita apresurada a un vivero, pues se demanda tener claro qué plantar, lo que a su vez está condicionado a dónde plantar.
 
Ástrid Pérez se encuentra algunos problemas heredados, uno, en la concesión a la empresa que gestiona los servicios de jardinería y la calidad y oportunidad de los trabajos que realiza, y dos, en el cuestionable patrimonio verde que existe con anterioridad a que se hiciera responsable del Ayuntamiento. La incertidumbre sobre este último aspecto se centra en un problema de similar naturaleza que el de la tipuana que se ha talado, pues pudiera ser que en otras plantaciones no se hubiera atendido tampoco ninguno de los criterios enunciados con anterioridad. La plantación del árbol talado no respondió a la conveniencia del qué, sino a lo que había en ese momento, y lo mismo ha sucedido con decenas de árboles más.
 
Visto el compromiso de la alcaldesa, esto debe ser el comienzo de un Arrecife en verde
Existen en las calles de Arrecife, como poco, más tipuanas, flamboyanes, ficus, turbintos y otras especies, que tendrán que pasar por idéntica medida, incluso podríamos señalar las calles en las que se encuentran. Por lo que parece, o la alcaldesa coge el nabo por las ramas y elabora un concienzudo estudio del parque arbóreo de la ciudad o lo deja pasar para no meterse en berenjenales. A mi entender debiera hacerlo con valentía, y por cada árbol que tale, debería plantar dos, y ello sin que cuenten como nuevas unidades que publicitar como logros. Por un lado su campaña reverdecedora y por otra la “sanitaria”.
 
De momento, no se cumple la aspiración de la sustitución de dos por uno, ni tan siquiera de uno por uno, pues allí donde ya no está la tipuana, no se plantará otro árbol que lo sustituya, pues en este momento los trabajos de cierre de la acera están prácticamente culminados y en el lugar del árbol talado quedó parte del tronco bajo el nivel de aquella. Ni se les ha ocurrido lo de la sustitución. Aún así, visto el compromiso de la alcaldesa, esto debe ser el comienzo de un Arrecife en verde.

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