Opinión

¿Qué hará Podemos?

La sonada derrota del Gobierno de Pedro Sánchez, al rechazar el Congreso de los Diputados la propuesta de techo de gasto para 2019, ha cerrado un mes de luces y sombras para un PSOE, y un presidente, a los que el CIS ha dado la buena noticia de un crecimiento más que notable. El límite de gasto no financiero y el Acuerdo de Objetivos de Déficit y Deuda Pública de 2019 a 2021 fue rechazado por 173 votos, 86 abstenciones y 88 votos a favor. El sondeo confirma que la llegada de Sánchez a Moncloa ha permitido a los socialistas colocarse con las mejores expectativas electorales.
 
En otro momento me detendré en esas luces, hoy lo haré en las sombras parlamentarias del PSOE. Las razones políticas esgrimidas por los 88 diputados que apoyaron la propuesta del Gobierno fue que la ampliación presupuestaria posibilitaba disponer de unos 6.000 millones de euros más para atender, especialmente, servicios básicos.
 
Por la otra parte, entre los 261 diputados que no le dieron el visto bueno unos argumentaron que la propuesta era insuficiente para ayudar a la recuperación económica y social que necesita el país, mientras para otros podría suponer un paso atrás en el saneamiento de las cuentas públicas y en la recuperación de la economía.
 
La derrota de la propuesta del Gobierno ha abierto las puertas a numerosos análisis sobre la duración de la legislatura, dada la fragilidad de los apoyos que tiene Pedro Sánchez para gobernar. En el mes de septiembre -momento en que dicha propuesta volverá al Congreso- veremos si el rechazo obedece exclusivamente a razones de tipo económico o a movimientos tácticos de los partidos ante el intenso calendario electoral que se vislumbra en el horizonte.
 
Parece obvio que ni el PP de Pablo Casado, ni Ciudadanos de Rivera, van a darle oxígeno a Pedro Sánchez apoyándole un techo de gasto que permita unos presupuestos más expansivos y, por lo tanto, con mayor margen para llegar a la ciudadanía. Es también evidente que los movimientos que hagan los independentistas catalanes en la Cortes Generales tendrán más que ver con los pasos del diálogo con Madrid -en el conflicto político que amenaza la cohesión territorial del Estado- que con la mayor o menor capacidad que tenga el Gobierno de España para gastar el próximo año. La gran incógnita es saber cúales van a ser los movimientos de Unidos Podemos para posicionarse en el nuevo marco político que dejó la derrota de Rajoy y el ascenso al poder de los socialistas que lidera Sánchez.
 
Podemos surgió de las movilizaciones populares de protesta que recorrieron España ante la situación de emergencia social derivada de la mayor crisis económica que ha conocido nuestra democracia, así las actitudes poco ejemplarizantes de algunos responsables públicos. El primer objetivo político de Pablo Iglesias y los suyos fue sacar al PP del Gobierno y fraguar una alternativa progresista. Ambos objetivos son ya una realidad: los populares han sido desalojados de la Moncloa y Pedro Sánchez es el nuevo inquilino.
 
En el comienzo del nuevo curso político, después del breve paréntesis de agosto, los movimientos de Podemos brindarán las primeras pistas -en el nuevo escenario político que dejó la moción de censura- sobre si su papel se limitará a apoyar y fortalecer al Gobierno socialista o, por el contrario, aspira a liderar la izquierda en España. Si Pablo Iglesias quiere liderar la izquierda, el desmarque de sus diputados el pasado 27 de julio en el Congreso impidiendo que se aprobara el techo de gasto para 2019 no va a ser el único no el último que haga morder el polvo a los socialistas.
 
La potencial aspiración de Iglesias de ser el referente de la izquierda no traerá después del verano una ruptura con el PSOE que le pueda condenar ante el votante de izquierdas. Es bastante más probable que mantenga el discurso de la defensa del “Gobierno del cambio”,  pero puntualmente pondrá en evidencia la debilidad del Gobierno de Sánchez procurándole derrotas como la del techo de gasto. Iglesias intentará hacer con Pedro Sánchez lo que Rivera hizo con Rajoy: discurso de apoyo  -para no disgustar al votante de izquierdas- y acciones puntuales que le desgasten, favoreciendo la pérdida de credibilidad del gobierno socialista.
 
La estrategia a Rivera le iba muy bien hasta que la moción de censura, la posterior renuncia de Rajoy y el triunfo de Pablo Casado lo han dejado sin apenas espacio político.
 
En el otro lado del cuadro, a Sánchez se le aliaron todos los astros par llegar con 84 diputados a la Moncloa y colocarse en una situación de ventaja relativa que no le permite cometer ningún error.  Para consolidar su posición Sánchez tendrá de frente a una derecha implacable que no le hará ninguna concesión y al lado unos aliados con objetivos políticos muy diferentes, al acecho de cualquier error que cometa, y además forzando errores que delaten su debilidad. A las puertas del nuevo curso político los pasos de PSOE, PP y Ciudadanos son bastante previsibles; pero, ¿qué hará Podemos?

Comentarios