¡Cerdos!

Para Gloria. Para Mario.
Porque la luz siempre encuentra un resquicio para hacerse presente,
incluso, puede atravesar una montaña de mierda
 
No hace falta enroscar el rabo. Ni se necesita lodo real donde revolcarse, teniendo otro lodo donde emborregarse, cual es el de la política cuando esta sirve para medrar. No hace falta un lenguaje inclusivo porque en el sustantivo plural está la piara completa, machos y hembras.
 
En ‘cerdos’ hay un insulto y un agradecimiento. Ambos para quienes hacen de la labor pública la deshonra de los cargos que ocupan, y también el estímulo para seguir creyendo que lo podemos hacer mejor como comunidad.
 
"Por cada patada que me han dado me han impulsado más arriba", decía alguien, de algún modo fallida víctima de estos energúmenos que nos pueblan entre cargos públicos. Un reciente auto y demoledor judicial ha colocado todo de dónde nunca tuvo que salir, de la inocencia de dos personas a las que pretendieron silenciar y anular profesional y socialmente con una falsa denuncia.
 
Nada consiguieron durante el exilio espiritual al que los condenaron. Sólo fue espiritual, porque allí donde mora la inocencia habita la familia y los amigos. La vida continúa en el gozo de la decencia. Daros por aludidos, ¡cerdos!

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