Triste Día de Canarias

Me desayuno hoy con una información del diario Canarias 7 que dice que en Canarias estamos a la cola en muchas cosas. Y pone como ejemplo diez indicadores que caen como diez jarros de agua fría. Las diez miserias con acento canario, las llama el autor del reportaje. Esto, a medio mes vista del Día de Canarias debería dar pie a tocar más bajito el tambor y a bailar un poquito menos porque no tenemos nada que celebrar. 

En el apartado de la educación y la cultura de ese decálogo de desdichas, Canarias aparece como el lugar de España menos capaz de contribuir a que los alumnos de familias en peor situación socioeconómica saquen adelante sus estudios. Somos, además, los que menos usamos las bibliotecas (apenas 20 de cada cien ciudadanos las usa, frente a la media de 50 en España). Para más inri, de dos años a esta parte, han desaparecido 14 bibliotecas. No es extraño que aquí sea donde menos se lee de todo el país. Casi la mitad de los canarios pasa de leer.  En la Universidad, en Canarias estamos a la cola en investigación, como lo estamos en integración del alumnado con discapacidad. No alcanzamos ni la media nacional (77% en Canarias, 80% de media en España).
 
Otros datos para el desasosiego: Canarias, a la cola en aplicación de la Ley de Dependencia. Las islas, de las regiones con más paro y, junto a Extremadura, la de peor proporción de empleo científico-tecnológico. Y por si todo esto fuera poco, la peor tratada por el Gobierno de España. Aquí se invierte 130'8 euros por habitante mientras que la media española está en los 276'4. Y si en lugar de canarios fuésemos cántabros, recibiríamos 346'4€. Parece que tienen mejor efecto los sobaos y las anchoas de Revilla que la agenda de Ana Oramas.
 
Todo ello, como no podía ser de otro modo, sitúa a Canarias como la Comunidad española con peor calidad de vida. Si en el conjunto de España se tiene una media de 66'7 años de lo que se da en llamar vida saludable, en las islas estamos en 58'2 años. Disfrutamos ocho años menos que el resto de españolitos. 
 
Si tenemos en cuenta que elegimos políticos para que nos mejoren la calidad de vida, concluiremos con que llevamos muchos años fracasando en la elección.

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