Sobre un tren entre el Aeropuerto y Arrecife

Imagen del tranvía de Tenerife.
Sobre un tren entre el Aeropuerto y Arrecife

Resulta gratamente sorprendente, por inesperada y ambiciosa, la propuesta descrita hace unos días en el periódico canariasahora.com por Ingémino Padrón para los fondos de reactivación de Canarias procedentes de la Unión Europea, y titulada “El tren de Enric Miralles entre el Aeropuerto de Lanzarote y Arrecife” (https://www.eldiario.es/canariasahora/canarias-opina/tren-enric-miralles-aeropuerto-lanzarote-arrecife_132_6286955.html). Pero, después de la inicial sorpresa, enseguida se pregunta uno sobre la capacidad de los dirigentes públicos de Lanzarote para proponer en materia de infraestructuras públicas y movilidad algo que no sea reasfaltar carreteras, que es casi lo único que hemos estado viendo desde hace mucho tiempo. Habrá que confiar y creer que esa vez sí va a ser posible y que varios municipios de distintos colores políticos pueden ser capaces de ponerse de acuerdo, pensar con visión de futuro y encargar la redacción del proyecto.
Esta alternativa permite a la ciudad de Arrecife insertarse entre dos grandes polos turísticos de la isla
 
El trazado de un tranvía impulsado por energías limpias que discurra entre Costa Teguise y Puerto del Carmen no debería entrañar mayor dificultad, ya que el relieve del terreno es favorable y la propia trama urbana parece que juega a favor. Pero lo importante es que el puerto y el aeropuerto formarían parte de un recorrido dentro del cual se encontrarían Playa Honda y Arrecife. La zona metropolitana, por así decirlo, quedaría tejida por un nuevo sistema de movilidad colectiva que posee un gran potencial de recualificación del espacio urbano, como se puede comprobar en las ciudades en las que se han implantado los tranvías. Pero, por otro lado, esta alternativa permite a la ciudad de Arrecife insertarse entre dos grandes polos turísticos de la isla, Puerto del Carmen (con 29.000 plazas turísticas) y Costa Teguise (con 17.000 plazas turísticas), y entre las dos puertas de entrada y salida de turistas, el aeropuerto y el puerto. 
 
Es casi seguro que algunos representantes públicos rechacen la idea de entrada, sin estudiarla siquiera por encima, al creer que este proyecto sería muy costoso e inasumible por las instituciones públicas locales. Puede, pero resulta obvio que no se puede conocer el importe de implantar un tranvía entre Costa Teguise y Puerto del Carmen si no se encarga el proyecto y se evalúa su coste. Pero, además, hay ejemplos próximos y cercanos en el tiempo de inversiones voluminosas en obras públicas que hacen factible convertir en realidad la idea de Enric Miralles. Por ejemplo, el nuevo tramo del Eje Norte-Sur de Fuerteventura entre Puerto del Rosario y La Caldereta cuenta con un presupuesto que asciende a 92 millones de euros, un montante que no desembolsan las corporaciones locales majoreras, sino que corre por cuenta del Convenio de Carreteras Canarias-Estado.   
Alguien tendrá que encargar el proyecto que afecta a los municipios de Teguise, Arrecife, San Bartolomé y Tías
 
Esperemos que, en este caso, la estulticia conejera no salga de paseo para ponerle el traspié a esta iniciativa, como sucedió hace unos años cuando se perdió una inversión procedente íntegramente del Estado por el incomprensible rechazo que se produjo a la creación de una playa artificial en Arrecife presupuestada en 6,7 millones de euros. El proyecto consistía en regenerar y recuperar un tramo del litoral afectado por el antiguo vertedero que hubo en la zona, creando una playa de casi 500 metros de longitud entre Arrecife y la localidad de El Cable. En esencia, se trataba de aportar sedimento y la construcción de dos espigones laterales de protección y un pie sumergido paralelo a la costa. La zona afectada no se encontraba incluida en la Red Natura 2000 ni en ningún otro espacio protegido. Pero, cuando estaba todo aprobado, en 2007 se desató una oposición frontal a la playa artificial tanto desde el propio grupo de gobierno de Arrecife como desde la oposición. La presión fue de tal magnitud que, dos años más tarde, Costas acordó retirar el proyecto y la inversión, un dinero que finalmente acabó en la isla La Palma. Desquiciante.
 
El artículo arriba citado expone que los fondos europeos de reconstrucción para afrontar la crisis ocasionada por la pandemia de la COVID-19 son una oportunidad irrepetible para impulsar el crecimiento económico y acelerar transformaciones estructurales en ámbitos cruciales, como la transición ecológica y la cohesión social y territorial. Asegura que la idea de Miralles conecta con estos criterios, por lo que merecería la pena detenerse, rescatarla, desarrollarla e incluirla en el marco del Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Estado o en el Plan para la Reactivación Social y Económica de Canarias. Para empezar, alguien tendrá que encargar el proyecto que afecta a los municipios de Teguise, Arrecife, San Bartolomé y Tías.

Comentarios