Opinión

Los nuevos viejos problemas

Los nuevos viejos problemas

A medida que crece la vacunación y disminuye el número de muertos e infectados por el virus, las actividades económicas comienzan a recobrar el pulso. El camino hacia la recuperación que nos sitúe en parámetros similares a los que teníamos antes de la llegada de la pandemia será duro y lento.

En Canarias la recuperación estará asociada a que consigamos la normalidad sanitaria y, en idéntica medida, a que igualmente lo logren nuestros principales mercados turísticos, a que las compañías aéreas recuperen su programación de vuelos con las Islas y a que el precio de los billetes vuelvan a la senda de la normalización.

Todo apunta a que serán los canarios, el mercado local, el que dinamice prinicipalmente el verano turístico. La pandemia seguirá limitando estos primeros meses las ganas de salir de las Islas, facilitará que el primer destino para los que aquí vivimos sea nuestra propia tierra.

El verano pasado, cuando la pandemia dio un fugaz respiro, italianos y franceses apostaron por incentivar el turismo interior con una batería de ayudas a las familias que apostaran por hacer turismo en su propia tierra, una inyección notable para dinamizar la economía local. En esa dirección, e Gobierno de Canarias ha acertado destinando 16,5 millones de euros para propiciar que los canarios elijan las Islas. La medida será, sin duda, más efectiva que la mera subvención a la empresa; la cadena de valor vinculada al turismo se beneficiará  si se acierta en el diseño de una medida que supere los habituales y engorrosos obstáculos administrativos.

En cualquier caso, con el turismo interior no será suficiente para tener un nivel de ocupación turística que sostenga nuestra amplia infraestructura turística y facilite la incorporación de los que han tenido que acogerse a ERTES o ERES. Necesitamos complementar el verano con el turismo peninsula, pero no parece que las compañías aéreas nos lo vayan a poner fácil. En esa dirección, los hoteleros denunciaban esta semana que los abusivos precios de los billetes de avión pone en peligro la llegada de turistas peninsulares este verano. Tropezamos otra vez con la misma piedra.

La crisis sanitaria se irá solapando en la medida que la vacunación avance y logremos la inmunidad. Paralelamente, empezarán nuevos-viejos problemas: el prohibitivo precio de los billetes de avión entre la península y Canarias es un clásico no deseado. Canarias debe exigir al Gobierno de España la adopción de medidas que nos acerquen al continente, para lo que obviamente el transporte aéreo y el marítimo juegan un papel fundamental.

Un objetivo estratégico de los Gobiernos de España de todos los colores ha sido hacer llegar a todos los rincones del país una magnífica red de carreteras y ferrocarril (especialmente el AVE), mejorando así las oportunidades y la competitividad de todos los territorios. En el caso de Canarias el avión que debe jugar ese papel cohesionador y, por lo tanto, es razonable exigir que el precio por kilómetro recorrido sea similar al precio medio del transporte intermodal en la península. Esta premisa debe ser un objetivo irrenunciable para las Islas. El camino para conseguirlo está trazado desde hace mucho tiempo: la activación de la declaración de Obligación de Servicio Público del transporte aéreo entre la península y Canarias. 

La apertura de los mercados turísticos generará una gran competencia entre los distintos destinos. Canarias no cuenta con los instrumentos que tienen Egipto, Grecia, Túnez o Turquía. Canarias está atada a la política que marque AENA. Los aeropuertos canarios tienen que mejorar su competitividad  y ya es hora de que un representante canario forme parte del Consejo de AENA para defender la singularidad de las Islas.

En el proceso de recuperación del turismo internacional necesitamos una política agresiva de tasas aeroportuarias que nos permita competir en mejores condiciones con otros destinos turísticos. Sin vacuna no hay recuperación y si no logramos ser competitivos el objetivo de normalizar la economía –devolviéndola a los parámetros deseables– se nos pondrá muy cuesta arriba.

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