Imperfecto Casado

Habría que interrogarse sobre la causa de que Soraya Sáenz de Santamaría, no definitivamente derrotada en las primarias del PP, no haya aceptado alinearse con Pablo Casado, y que la respuesta esté en la propia pregunta. Esto es, que no se siente definitivamente derrotada por el actual presidente, salido de ese proceso de elección de quien deberá ser candidato a la Presidencia del Gobierno en la próxima contienda electoral. Y no se siente perdedora porque no parece que Casado vaya a durar mucho liderando el partido a la vista del pantanoso terreno que pisa, y que cada día se encargan de recordarles desde todos los ámbitos. También del de la justicia. 
 
Se enredan mucho, más de lo conveniente y tildan de conspiración que el asunto mantenga su vigencia cuando, supuestamente se han dado todas las explicaciones. Recordemos que también la diluida ex presidenta de la Comunidad de Madrid había dado todas las explicaciones pero su coleta ya no se mueve por el horizonte de la vida política.
 
Cuando Soraya espera, lo hace en silencio, sin aceptar las alianzas con el sector ganador. Lo que se barrunta es que de salir imputado Pablo Casado, Santamaría parece la única que podrá izar la bandera de la limpieza, pues es la única que ha quedado fuera del compacto grupo afín a Casado, ninguno de los cuales podrá apelar desconocimiento del asunto que catapulta al presidente del PP a la dimisión. Todos lo sabían y todos le han apoyado. Todos menos la ex vicepresidenta.
 
Soraya: prudente y paciente. Acaso la próxima presidenta del PP
Del desenlace aun queda algo de trama, y está por escribirse detalladamente. El manido máster -tan devaluado han quedado todos- parece un regalo. Los regalos se aceptan o no dependiendo de la naturaleza del mismo y de la integridad de quien lo recibe, y si esta no es muy sólida, parece que se está para casi todo, y en el “casi todo”, no creo que cuadre ser referente nacional de un partido político. Empieza mal, y lo hacen también los que se significan en apoyos de una forma tan evidente. 
 
De caer Casado, se derriba el castillo de la regeneración que se ha ido construyendo en estos meses. Gente, en apariencia válida y capaz, se va tener que apartar porque ya no podrán apelar al desconocimiento cuando hasta la justicia se ha manifestado crudamente. Esa gente que lo apuntala porque en la pervivencia de Casado está su supervivencia en la política.
 
Lo que queda por ver es lo que dicen los estatutos del partido sobre quien sustituye a un líder que dimite, si alguno del aparato directivo toma las riendas, o lo hace, coyunturalmente, hasta la celebración de unas nuevas primarias. O igual, lo que recoge es que para quien haya quedado en segundo lugar, es la Presidencia. Es por ello por lo que, de darse cualquiera de los dos supuestos, podemos alcanzar a entender la táctica de Santamaría de permanecer entre bastidores. Prudente y paciente. Acaso la próxima presidenta del PP, en el mejor de los casos antes de que tosa el mes de septiembre.
 
En ese supuesto, no parece que el equipo de Casado vaya a ser integrado, al menos los del núcleo duro, e igual, es lo más conveniente para el partido que tanto, y tan bruscamente, se ha escorado a estribor, so pena de naufragar. Soraya se quedó en el puerto oteando el horizonte, viendo como una gaviota sobrevuela sobre su cabeza.

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