Top Secret, 18 de mayo de 2020

Encuentros

Encuentros

Probablemente muchos de ustedes hayan aprovechado el fin de semana para sus primeras salidas o sus primeros encuentros con amigos o familia en algún domicilio. Y, seguramente también, se habrán sentido más que extraños. El reencuentro con los amigos después de casi dos meses igual no ha sido como imaginabas. De entrada, se impone la prudencia y la sensatez. Te acercas cavilando qué tipo de saludo se habrá de emplear. Piensas en el choque de codos, que da la sensación de que en esta parte del globo se ha ido imponiendo frente a las genuflexiones asiáticas en sus distintas versiones. Aún así, estimas levantar el brazo de tal manera que forme un ángulo recto y la palma de la mano semi estirada dispuesto a emular al Papa dando la bendición urbi et orbi. Y en estas andas cuando, de repente, te sorprendes a ti mismo abrazando y besando a tus amigos como si nada de lo que estamos viviendo existiera en realidad. ¡Qué carajo! Son mis amigos y mis amigos no están contagiados. Sólo caen presos de la Covid 19 tipos que no conozco. Con quienes empatizo, obvio, pero no son mis amigos. Esos están todos sanos.

Peso

Lo quieras o no, ese abrazo y esos besos representan el desconfinamiento en sí mismo. Emerges del submundo interior y eclosionas hacia la normalidad, que ni es nueva ni falta que hace. Liberas el alma, secuestrada por la realidad y los telediarios. E inmediatamente después te justificas. No soy sujeto de riesgo, no he salido, me lavo mucho las manos, mantengo la distancia con los extraños, cumplo con todos los protocolos que se nos han dictado, incluso con los que no, así que no debo ser portador de nada malo. Y además vivimos en un lugar, Lanzarote, donde tampoco el SARS Cov 2 ha hecho estragos. Con las excepciones que ya conocemos, alguna de ellas durísimas. Y ese ejercicio de mostrar tu pureza a las amistades recibe exactamente la misma respuesta. Si, como imaginabas, tus amigos también se han cuidado mucho y ninguno ha estado cerca de las situaciones que contagian. ¡Qué alivio!

Prueba

Es curioso que lo narrado ocurre exactamente así: primero te abrazas y luego explicas por qué crees que puedes dar abrazos con tranquilidad. Ese mismo ejercicio, a la inversa, tendría su punto violento. Imagínense preguntándole a sus amigos, cara a cara por primera vez después de dos meses, si se lavan las manos, se ponen mascarilla y guantes y no se pegan al de delante en la cola del supermercado o si se han sometido a alguna situación de riesgo, cómo, cuándo y dónde. El abrazo posterior, caso de producirse, sería frío y mecánico. Y algo de la mutua confianza inherente a cualquier relación de amistad se habría quebrado. Esta es una de las pruebas que no se publican en el BOE y que con mucha probabilidad todos acabaremos pasando. Después del primer fin de semana de la fase de volvernos a ver, habrá que estar atentos a lo que ocurra de aquí al 30 de mayo. Quince días para saber el valor -sanitario- del abrazo del amigo.

Comentarios