Descontrol aéreo: ¿Cara o cruz?

Descontrol aéreo: ¿Cara o cruz?

“Señora, por favor, se tiene que quitar los zapatos”. La economía mundial se ha desplomado por el coronavirus, que acumula más de 375.000 fallecidos, y en los escasos vuelos que a diario conectan la Península con Canarias la preocupación sigue estando en evitar que un supuesto terrorista introduzca un arma en el tacón de un zapato. 
 
No cuestiono, ni mucho menos, los protocolos de seguridad que se vienen aplicando en el mundo cada vez que pisas un aeropuerto para coger una aeronave. Pero está claro que algo está fallando en las terminales tras la declaración del Estado de Alarma por el covid-19. Un control que desde luego no está a la altura de la gravedad de la situación.
El riesgo cero no existe
 
Nos podrán decir, y con razón, que es imposible saber si un pasajero está infectado por coronavirus hasta tanto en cuanto no se realicen en el propio aeropuerto las pruebas de detección del virus. El riesgo cero no existe. Pero al menos deberían extremarse las medidas aprobadas por el Gobierno y aplicarse otras adicionales que se están llevando a cabo en muchos negocios privados, entre ellas, la toma de temperatura.
 
No se entiende que para entrar en algunos supermercados tengas que someterte a la prueba de la temperatura corporal y no para volar. Ya sabemos que la fiebre no es el único síntoma del covid-19 (el ejemplo lo tenemos recientemente en el pasajero del famoso avión de Madrid que a pesar de su estado febril estaba libre del coronavirus) pero debería tenerse en cuenta a la hora de permitirse viajar.
 
Y por no hablar de la distancia de seguridad de dos metros. Podríamos entender que antes de la pandemia sería imposible regular los embarques de miles de pasajeros dado que se colapsaría el sistema aéreo pero ahora estamos hablando de un único vuelo diario desde Madrid a Lanzarote. Es decir, como si estuviéramos en 1950 cuando al pasaje se le recibía prácticamente a pie de la escalerilla. 
Nos jugaremos el posible rebrote del virus a cara o cruz
 
“No se permite viajar salvo por razones inaplazables”. Esta es la primera norma que figura en la guía de Aena sobre la alerta sanitaria y por lo que vamos conociendo es uno los incumplimientos más evidentes que se está cometiendo entre los pasajeros que están volando desde Madrid a Lanzarote.
 
El objetivo de este vuelo diario durante la alerta era evitar que Lanzarote quedase incomunicada con la Península para aquellas personas que por razones de fuerza mayor tuvieran que desplazarse hasta nuestra isla. Sin embargo, da la sensación de que esta conexión es un coladero. 
 
Si con un solo vuelo con el exterior somos incapaces de controlar la afluencia a la isla habrá que preguntarse qué sucederá una vez que finalice la última prórroga al Estado de Alarma, prevista para finales de este mes de junio. Nos jugaremos el posible rebrote del virus a cara o cruz.

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