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Clavijo y Fajardo, el conejero más universal

Hijo del parto “más jubiloso de Lanzarote”, la obra de Clavijo y Fajardo está constituida esencialmente por los seis volúmenes de ‘El Pensador’.

Clavijo y Fajardo, el conejero más universal

A ver, dime los nombres de una o dos personas nacidas en Lanzarote con una proyección auténticamente universal. Y no vale decir César Manrique. ¡Ños! Anota. El escritor nacido en la Villa José Betancort Cabrera, que popularizó el pseudónimo ‘Ángel Guerra’, que tomó prestado de un personaje de Benito Pérez Galdós. ¿Te vale como proyección auténticamente universal? ¡Ah! ¡Ya sé! El físico Blas Cabrera Felipe, nacido en Arrecife y cuyo nombre sonó para el Premio Nobel. Y José Clavijo y Fajardo. Ya tienes dos. Lo de Blas Cabrera lo veo, pero ¿quién es Clavijo y Fajardo? Sí hombre, otro escritor nacido en la Villa, ilustrado y diplomático, que inspiró la tragedia ‘Clavijo’, de Goethe.

Al ser destinado a Lanzarote, en 1928, para dirigir el nuevo Instituto de Lanzarote, Agustín Espinosa impartió en octubre la lección inaugural del centro glosando la figura de José Clavijo y Fajardo (Teguise, 19 de marzo de 1726 – Madrid, 3 de noviembre de 1806), cuya trayectoria conocía en profundidad. No en vano, la tesis doctoral de Espinosa versó sobre el fundador del periódico ‘El Pensador’. Dos semanas después de aquel discurso, la pieza apareció en la prensa local bajo el título de ‘Teguise y Clavijo y Fajardo’, en lo que se sería un adelanto de un fragmento de su vanguardista libro ‘Lancelot 28º-7º [Guía integral de una isla atlántica]’.
 
Más que la obra, en él interesa su vida, ya que inspiró el drama ‘Clavijo’, de Goethe
 
Hijo del parto “más jubiloso de Lanzarote”, escribió Espinosa, la obra del europeísta Clavijo y Fajardo está constituida esencialmente por los seis volúmenes de ‘El Pensador’, aunque, en él, más que la obra interesa su vida. Su popularidad en Europa obedece a una aventura amorosa, conocida como el caso Clavijo o el caso Beaumarchais. El guaperas de Clavijo y Fajardo perdura como personaje literario por su disputa con Beaumarchais, con motivo de la supuesta propuesta matrimonial, no cumplida, que le había hecho a la hermana de este, bastante sonada en la época, y cuyo argumento expuso Goethe en su drama ‘Clavijo’. En dicha obra, Beaumarchais, un dramaturgo francés reconocido sobre todo por sus obras de ambiente español, como 'El barbero de Sevilla', se bate con Clavijo y le da muerte.
 
Al final de su vida, Clavijo regresa a la Corte y es nombrado Director de los Teatros de los Reales Sitios por el rey Carlos III. Poco después ostentó el cargo de director del Gabinete de Historia Natural de Madrid e ingresa en las Academias de Historia Natural de Berlín y Copenhague, de la mano de Humboldt, a quien Clavijo había introducido en los círculos científicos madrileños.
 
José Clavijo y Fajardo nos legó una sólida trayectoria literaria y periodística, además de un gran trabajo de divulgación de las ciencias naturales en nuestro país, junto a una loable tarea como traductor de numerosas obras filosóficas y literarias del francés y del italiano. Su aportación literaria más valiosa la realiza como reformador de las costumbres españolas a través de la publicación de ‘El Pensador’.

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