Top Secret, 5 de enero de 2018

Cartas a los Reyes Magos (y III)

Cartas a los Reyes Magos (y III)

Concluimos la serie dedicada a las cartas a los Reyes Magos pidiendo para Lanzarote (y La Graciosa). Tras años de esperar en vano por algunas cosas, demasiadas, toca apelar a la magia de Melchor, Gaspar y Baltasar. ¿Qué les pedimos? Pasen y lean...
 
Probablemente todo se resumiría, y se arreglaría, pidiendo una sola cosa: políticos de altura. Con un nivel cultural e intelectual suficiente para que ejercieran como verdaderos servidores de lo público y no de sus propias miserias. Que vieran en el ejercicio de la política una oportunidad para mejorarnos como sociedad y no un puesto de trabajo con contrato a renovar cada cuatro años y un cortijo particular al que invitar a amigos y conocidos. Hombres y mujeres que no le deban nada a nadie. Con la entrada de sus respectivos despachos cerrada a lobbies y lobos. Es cierto que nos movemos en un universo isla. Y debemos escoger entre lo que tenemos. Y lo que tenemos es gente que se quiere dedicar a la política y gente que no. Y entre los primeros abundan muchísimo más los tollos que las bombillas. En conclusión, lo primero que le pedimos a los Reyes Magos para este año y los que estén por venir es una suerte de haz de luz para que ingresen en política aquellos que seguramente les fuera prescindible, pero que son los más necesarios para el conjunto de la sociedad.
 
Pero hay más
Pero mientras tanto pidamos a ver si hay suerte a través de la magia de los de Oriente. Y empecemos por lo que ya nos habían dicho que sí: la unidad de Radioterapia, como bien ha recordado este digital. Y la reducción de listas de espera. Y una mejor atención en urgencias. Y más camas disponibles. Y menos tiempo para la dependencia. Y viviendas sociales. Y los institutos prometidos. Y menos ratios en las aulas. Y más refuerzos en idiomas. Y menos libros y más razonamientos. Y más controlar la calidad del empleo. Que hay mucho por hacer en lo básico, en lo que no haría falta ni pedirlo, en lo que nos tendría que venir ‘de serie’ por haber nacido humanos. Y además por haberlo hecho en una isla puntera de una de las principales regiones  ‘potencia turística’ de un país top en turismo en la zona rica del Planeta. Y no nos va como debiera irnos. Ni en lo básico. Así que Melchor, Gaspar y Baltasar... ¡a la tarea pero ya! Paro por un tubo, decenas de miles de familias en el umbral de la pobreza, listas de espera sanitarias interminables, tanto en lo quirúrgico como en la dependencia, paupérrimos resultados en los baremos educativos, alumnos saturados en barracones y sin salir del ‘to be’ en toda primaria…
 
Bloques y cemento
No obstante, como lo que nos pone por estas latitudes son los bloques y el cemento, también tenemos algunas ideas de cosas muy altas y anchas: el Palacio de Congresos, por ejemplo. Y a partir de ahí: un Recinto Ferial de verdad, el Observatorio del Cambio Climático (que nos dijeron que iría por aquí), una mayor apuesta por la innovación, perseverar en las energías limpias, ordenar un tanto la isla de La Graciosa buscando el equilibrio entre el derecho al desarrollo de sus habitantes y el imprescindible mantenimiento del medio natural. La Autonomía del Puerto de Los Mármoles para tratar directamente con Madrid obviando al actual (mal) mediador de Las Palmas, es otra de las peticiones que debemos hacerles visto lo visto. Y, naturalmente, luz para Arrecife. La Capital de la isla está sumida en la melancolía. Y sólo parece ser un inmenso tablero donde se juega a la política. Es el principal granero de votos. Y eso pesa en los estrategas. Así que para Arrecife nos pedimos… la aplicación del primer párrafo de este Top Secret.

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