Top Secret, 7 de julio de 2020

Carta de una trabajadora social (y II)

Carta de una trabajadora social (y II)

“El papel de las administraciones públicas respecto a la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, entre otras, es el de desarrollar medidas de flexibilización de los horarios de los servicios públicos y privados, y definir medidas de reorganización de los tiempos de trabajo para favorecer la conciliación de su personal. El ámbito educativo se resiste al cambio en los modelos, al uso de las aplicaciones tecnológicas, la brecha digital también se puede cerrar si quisiéramos, esta es otra batalla, aún están planificando el inicio del curso si es que se inicia, siendo optimistas. En las noticias podemos ver como otras administraciones, en otros lugares, han puesto en marcha actividades con las que hemos contado siempre como campamentos, actividades deportivas guiadas, talleres… que son complementarias a la labor educativa que desarrollan las familias y que cumplen un papel tan importante en la conciliación de la vida familiar, laboral y personal.

Ayudas

Incluso hemos podido conocer iniciativas que se ajustan a la realidad actual como ayudas de hasta 250 euros para que las familias contraten a personas o servicios para la atención de menores durante su actividad laboral o de formación para el empleo. Las ayudas se podrán invertir tanto en la contratación de cuidadores autónomos o contratados a través de una empresa. Ayudas también en inscripciones a campamentos urbanos o similares, para el periodo comprendido entre los meses de junio a agosto de 2020. Deberíamos tomar nota y aprender de los que van por delante, copiemos lo que funciona, mejoremos lo que tiene errores y no dejemos pasar el tiempo esperando milagros. Tengo conocimiento incluso de empresas privadas que no saben si podrán realizar las aperturas de sus instalaciones por la falta de informes técnicos que garanticen la seguridad aportando las indicaciones higiénico sanitarias necesarias para ello.

Tiempo

Se nos agota el tiempo, y en lugar de esforzarnos por conseguir las alternativas más viables, suspendemos o redirigimos los escasos recursos que tenemos a otros fines”. Coincidiendo con esta reflexión, nos llegaban mensajes cuestionando la “excesiva cautela” que parecen acompañar las decisiones políticas en la isla. De un lado, presumimos abiertamente de estar libres de covid-19. Pero, de otro, actuamos como si no fuera así. Es de este tipo de decisiones de complejo análisis. Si no hay un rebrote, poca gente lo achacará a esta actitud conservadora. Y el caso contrario no lo queremos ni plantear. Y a todas estas, la ciudadanía está pudiendo comprobar cómo nos rodean miles de contradicciones. Distancias, ahora sí, ahora no; mascarillas colocadas de mil modos distintos; saludos propios de la “vieja normalidad”; guantes que aparecen y desaparecen; geles en sitios sí y otros no….y calor, mucho calor que, a diferencia de lo que creíamos en marzo, no mata al bicho.

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