Top Secret, 31 de julio de 2017

Mariate, amortizada

Mariate, amortizada
Todos lo afirman y nadie lo niega; ni siquiera CC lo desmiente. El cese de la lanzaroteña Mariate Lorenzo al frente de la Consejería de Turismo, Cultura y Deportes se viene anunciando desde que replanteó la organización y los contenidos del Festival de Música de Canarias, un coto privado de determinados ámbitos de poder económico y cultural que nadie se atrevió a cuestionar jamás. Mariate recurrió a su compañero de partido Nino Díaz, compositor y director artístico nacido en Tías, a quien designó coordinador del Festival. El experimento no salió demasiado bien y las élites se rebelaron, entre otras cosas porque los resultados del Festival se lo pusieron muy fácil, al acumular un déficit de unos 400.000 euros y registrarse una caída en la asistencia de espectadores. Además, la oposición parlamentaria la acusó de falsear la asistencia de público al certamen musical. 
 
A Mariate se la juraron, y eso es lo que está de fondo. Fernando Clavijo no ha tenido inconveniente en permitir su desgaste para apaciguar a los históricos del Festival, e incluso podría dejarla caer. Otro, u otra, militante de CC la sustituiría en el cargo. Aunque es una mujer aplicadita, el perfil político de Mariate es casi inexistente, y más bien parece una administradora, cosa que no es suficiente en el ecuador de la legislatura para su partido, que registra una tendencia electoral descendente desde hace varios años y que necesita remontar en las encuestas. 
 
Isaac Castellano, el relevo
Por todo lo antedicho, Mariate es una mujer amortizada. Está amortizada, en primer lugar, simplemente por ser mujer. En Lanzarote, CC es una organización de varones, cosa de chicos, en la que las mujeres están relegadas a desempeñar un papel subsidiario. Este punto moro, mera aversión a lo femenino y a las mujeres, ha hecho que nadie salga en su defensa. Nadie es nadie. Lo cual no quita para subrayar que también ella ha puesto de su parte. Primero, por no confiar en su equipo; segundo, por no respetar el escalafón; tercero, por no saber trabajar en equipo; cuarto, por mostrar sus inseguridades en público -o entre tanto varón, lo mismo da-; cuarto, porque el cargo le quedaba largo y ancho; y quinto, por no saber bajar la cabeza ante Clavijo.
 
Un cúmulo de desaciertos, más dos empujoncitos, se puede cargar a Mariate. Los principales medios de comunicación de las Islas recogían, ayer domingo, que Fernando Clavijo estaba pensando llevar el cese de Mariate al Consejo de Gobierno previsto para este lunes, aunque se barajaba una salida más elegante: que María Teresa Lorenzo presentara su dimisión para evitar el escarnio del cese, por incompetente. De darse tal eventualidad, un militante de CC, varón, por supuesto, se haría cargo de la Consejería, y parece que no será el diputado David de la Hoz, sino su compañero en el Parlamento Isaac Castellano. Mariate no es más que el sacrificio que Clavijo tributa, de un lado, a lo más rancio y clasista del poder ‘cultural’ de Canarias, melómanos todos ellos, y, de otro, a la muchachada conejera, que ha dado su visto bueno a su destitución.

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