Un embuste y doce manipulaciones en torno a la avenida

Un embuste y doce manipulaciones en torno a la avenida

Primera estación. Se produce, con gran alarma, el cierre al tráfico de la Calle Real. La vía por excelencia donde se desarrolla la actividad comercial demanda una acción que otorgue prioridad a los viandantes, aunque no tanto por consideración a estos como por potenciales compradores en los negocios de la calle. ¿Años 70? Por ahí. En Lanzarote, aún no ha nacido la actividad comercial fuera de la capital.

Segunda estación. El Cabildo, se va, el Juzgado abandona, y el Ayuntamiento y Correos amenazan con marcharse. No hay aparcamientos alternativos a la peatonalización de las calles, ni a la pérdida de estacionamiento de otras por el ensanchamiento de aceras.
 
Tercera estación. La actividad comercial más competitiva está en Playa Honda, Pto. del Carmen o en las superficies comerciales del extrarradio, que son los nuevos centros neurálgicos, asunto este que lleva años sucediendo en otras ciudades y al que acabamos de llegar casi sin percatarnos.
 
Cuarta estación.  Tras unos años de bonanza y de alquileres disparatados, el desarrollo de la actividad comercial fuera del centro de la ciudad y en otros núcleos poblacionales de la isla, con modelos importados que son los que marcan la pauta variando los hábitos de los consumidores, tocan en la línea de flotación de la Calle Real y alrededores. La proliferación de terrazas y su aparente éxito para la revitalización del antiguo centro comercial de la ciudad son sólo un espejismo de lo que está por venir.
 
“La ciudad roza la deshonra y la indignidad, todo achacable a un conjunto de acciones que tiene a la mano del hombre como ejecutora”
 
Quinta estación. Las terrazas, aparente sustento de la actividad, agonizan, pues no hay cliente para tanto cortado.  Es 2017.
 
Sexta estación. La ciudad roza la deshonra y la indignidad, todo achacable a un conjunto de acciones que tiene a la mano del hombre como ejecutora. La propiedad de los inmuebles, y una administración incapaz, conducen el centro histórico al abandono. Sin referentes culturales, sin atractivos, más que el penoso y agotador discurso sobre las excelentes condiciones de La Marina, ¿de qué valen esas  condiciones cuando el cinturón que la comprime ha alcanzado tan altas  cotas de cutrez? Sin atractivos, sin recreo espiritual ni visual, sin sombra en las calles, sin identidad… y sin aparcamiento, no sé con quién creen que vamos  a competir.
 
Séptima estación. Abrir o cerrar la avenida, dinamitarla, o ponerle seis carriles no va a arreglar la degradación y muerte del antiguo centro de la ciudad: porque-no-se-puede-aparcar. Al turista se le estafa una vez, y no vuelve, tras comprobar la inexistencia de  supuestos valores de un inexistente conjunto histórico que se vende en las ferias de turismo. Al ciudadano no se le puede engañar saliendo a la calle a pedir la apertura de la avenida apelando a que esa es la causa de la muerte de la actividad comercial, cuando son variadas las razones que lo producen. Nadie va a cambiar sus paseos por la geografía insular por un impensable paseo por calles tan desafortunadas en las que aparcar es tarea de titanes.
 
“Una de las organizaciones es la promotora de ese embuste que alcanza para manipular a doce más, ¿sin criterio ni capacidad de reflexión?”
 
La repulsa de los convocantes “ante la situación que está viviendo el centro de la capital con el cierre de su arteria principal” es el embuste. El cierre no es el problema y, al menos, una de las organizaciones es la promotora de ese embuste que alcanza para manipular a doce organizaciones más, ¿sin criterio ni capacidad de reflexión?
 
Por ello, me avergüenza que manipulen al resto de organizaciones (y que éstas se dejen), trece, dicen,  para hacer fuerza para cargarse a una alcaldesa que no les gusta. La alcaldesa, en tanto representante pública, merece algún reproche, pero no éste, porque lo que hoy es el centro histórico de Arrecife es una responsabilidad compartida por todos sus antecesores.
 
Es censurable su inacción, y es su falta de liderazgo lo que la mantiene en el poder a fuerza de no gobernar conscientemente, y sin que sus socios den palo al agua, ni permitan injerencias. Pero para cambiar eso, tienen tarea en las próximas elecciones. Lo que no es de recibo es montar una película como la del martes 27, con un engaño como lema. Lamentable.
 
Leonardo de León Luzardo

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