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Reabre tras doce años la Casa de la Cultura ‘Agustín de la Hoz’

Habría que hacer una prospección de arqueología política para entender cuándo y por qué se cerró la Casa de la Cultura.

Reabre tras doce años la Casa de la Cultura ‘Agustín de la Hoz’

Los guiris ya tienen un espacio más que visitar en la ciudad. A partir de ahora, dejaremos de pasar vergüenza cuando una pareja de turistas paren a uno por la calle, plano en ristre o móvil en mano, preguntando con interés por la Casa de la Cultura. Después de doce años cerrada a cal y canto, el jueves, día 14 de septiembre, reabre la Casa de la Cultura y, con ella, regresa la actividad a este notable ejemplo de arquitectura tradicional de la población acomodada del puerto en el siglo XIX. El nombre de ‘Agustín de la Hoz’ se le puso en 1989, en reconocimiento al ilustrado hijo de Arrecife fallecido un año antes.

Fue un 15 de noviembre de 2005. Los trabajadores de la Casa de la Cultura ‘Agustín de la Hoz’, Humberto, Joaquín y compañía, son desalojados del edificio. Lo abandonaron después de que la primera teniente alcalde, Nuria Cabrera, firmara un decreto ordenando el cierre del inmueble una vez que la alcaldesa, María Isabel Déniz, comunicara a la edil la preocupación existente entre los empleados públicos. La parte trasera había sido apuntalada y, aunque no había peligro de ruina inminente, se optó por la seguridad. Desde entonces, los trabajadores han estado del tingo al tango, en diferentes ubicaciones provisionales.
 
En la segunda mitad del siglo pasado cobijó al Casino de Arrecife y poco después, se erigió en la Casa Consistorial
 
Volvamos hacia atrás. ¿Nuria Cabrera? ¿María Isabel Déniz? Ha transcurrido tanto tiempo que habría que hacer una prospección de arqueología política para entender cuándo y por qué se cerró la Casa de la Cultura, y habría que hacer un máster de incompetencia para intentar comprender por qué se ha tardado doce años en rehabilitar y restaurar el edificio. ¡Doce años para arreglar un edificio de interés histórico! Se cuenta y no se cree… porque no sirve de excusa alegar que cuando comenzaron las obras se hallaron dos murales César Manrique fechados en 1947 y que hubo que restaurar… ¡dos veces!
 
Los usos de este edificio, además de los domésticos, han sido elevados. Así, en la segunda mitad del siglo pasado cobijó al Casino de Arrecife -socialmente elevado- hasta su traslado a su actual emplazamiento y, poco después, se erigió en la Casa Consistorial de Arrecife -institucionalmente elevado- durante casi una década. Enterrado el franquismo, ha sido colegio electoral de la zona -democráticamente elevado-. Todos ellos han disfrutado durante décadas de su localización privilegiada en la marina de la ciudad y de sus salones repartidos en dos plantas. Los dos niveles se comunican entre sí por una distinguida escalera interior de madera, que actúa de contrapunto de la entrada principal dejando en medio la tipología en ‘O’ de la traza, con un gran patio central, hoy cubierto, y una galería perimetral. Un espacio vistoso y elegante que a partir de ahora acogerá exposiciones y otras actividades culturales.
 
A partir de ahora sólo pasaremos vergüenza cuando nos paren para preguntarnos por el casco histórico de la ciudad
 
A partir del día 14, una parte de la segunda planta será ocupada por el concejal de Cultura, ya que tiene previsto trasladar su oficina al rejuvenecido edificio, aunque no está claro aún si también se mudarán los trabajadores del área. La fachada principal del edificio ha sido despejada de árboles para que luzca en todo su esplendor su distribución simétrica, dando sentido a su protección dentro del Catálogo de Patrimonio del Plan Insular de Lanzarote de 1991, al considerarlo un bien del Patrimonio Histórico Artístico de Arrecife. También forma parte del Catálogo Municipal incluido en el vigente Plan General de Ordenación.
 
Una vez reabiertos El Almacén y la Casa de la Cultura ‘Agustín de la Hoz’, y con la vieja Casa Cabildo ejerciendo una función cultural, a partir de ahora sólo pasaremos vergüenza cuando una pareja de turistas paren a uno por la calle, plano en ristre o móvil en mano, preguntando con interés por el casco histórico de la ciudad.

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