Réquiem por El País

Fue la referencia dominante desde su fundación, en 1976, alumbrando con información comprometida y de calidad el tránsito de España hacia una democracia. Hoy, tristemente, parece un mensajero del pensamiento dominante, el Ibex 35, y un leal servidor de Soraya Sáenz de Santamaría.
 
El diario pertenece al mayor grupo mediático de España, el Grupo Prisa, cuyo principal accionista es, desde 2010, un fondo de inversiones. Un año después, Prisa registró las mayores pérdidas de su historia, así que el Gobierno de Rajoy y, en particular, Soraya Sáenz de Santamaría, se lo tomaron como un problema de Estado y acordaron su salvación.
 
A la vicepresidenta se le ha atribuido un papel fundamental en la negociación con los bancos para que no dejaran caer a Prisa en 2012, de ahí que no resulte extraño el giro hacia la moderación que se aprecia en la línea editorial del diario desde entonces. La realidad es muy tozuda y los números mandan, también en las empresas periodísticas. Por eso se reestructuró la deuda bancaria del grupo y se impulsó la venta de Digital + a Telefónica. 
 
“El País ya no es la referencia dominante para muchos, ni hay motivos para lucir su cabecera bajo el brazo, en el móvil o en la Tablet”
 
En compensación, el diario dispensa un trato agradable y amable, cuando no inmune, hacia el ejecutivo de Rajoy, a la vez que reparte estopa entre los socialistas situados más a la izquierda, así como a todo lo que se mueva a la izquierda del PSOE. La postura adoptada por El País de cara a la formación de gobierno y en la reciente crisis del Partido Socialista son claros indicadores de este desplazamiento del diario hacia la derecha, dejando huérfana a toda una generación que ha acabado por darle la espalda.
 
El País ya no es la referencia dominante para muchos, ni hay motivos para lucir su cabecera bajo el brazo, en el móvil o en la tablet. Definitivamente, asistimos al epílogo de la transición democrática en España entonando un réquiem por un diario que, con todo, arrojó luz en nuestras vidas.
 
Ernesto Cedrés

Comentarios