Top Secret, 4 de diciembre de 2017

La resaca

La resaca
La consulta de Podemos a sus inscritos e inscritas trajo consigo una importante resaca, fue capaz de desmelenar a la habitualmente moderada Ariagona González y puso un interrogante sobre la fortaleza podemita. Reflexión de un amigo un sábado por la mañana: si durante toda una semana, en un asunto tan mediático como la no moción de censura contra Pedro San Ginés, y con las comodidades de poder hacer clic en internet, desde tu casa y cómodamente sentado, sólo votaron 166 personas en la consulta de Podemos. ¿Cuál hubiese sido la respuesta en caso de una votación presencial en una sede física? Abrir las decisiones importantes al criterio de las bases es plausible. Dar facilidades para que el voto sea lo más cómodo posible es también digno de elogio. Pero que para una cuestión tan importante como es cambiar, o no, el gobierno de una isla, sólo voten 166 personas teniendo en cuenta, además, que el periodo de votación se prolongó durante una semana entera sólo tiene un nombre: ridículo. Se pongan como se pongan los de Podemos. Imaginamos que analizarán por qué ocurre eso y si cabe establecer algún tipo de relación entre la situación interna del partido, sus políticas y el estado de ánimo de sus potenciales votantes. Visto desde fuera sí parece invitar a la reflexión.
 
Pepe Juan
Que Podemos planteara como segunda cuestión en esa consulta el apoyo a uno de los suyos o a Ariagona González era un homenaje a la política ficción: el resto de fuerzas del frente censurante ya les había dicho que no a lo primero y el PSOE en general y José Juan Cruz y la propia Ariagona en particular, también les negaron lo segundo.  El momento de la renuncia de Cruz Saavedra ya ha pasado. Y el PSOE tendrá que apechugar con las consecuencias, sean cuales sean esas consecuencias. El pacto en el Cabildo se rompió a finales de julio y al menos desde el 3 de agosto los socialistas sabían que Podemos no apoyaría al candidato del PSOE ex alcalde de Tías. Ese era el momento de la renuncia: cuando la frustrada operación de la moción no había saltado al ruedo mediático y un paso al lado de Cruz Saavedra ni siquiera tenía por qué haberse vinculado a este hecho. Una vez en el escaparate, y mucho más tras encenderse los potentes focos de los medios de comunicación, el PSOE no podía sacrificar a uno de los suyos y muchos menos a petición de Podemos de quién están convencidos que han llegado a la política con el único objetivo de aniquilarles. 
 
Ariagona despierta
Como era de prever la bronca post consulta ha sido importante. La relación, por llamarla de algún modo, entre el PSOE y Podemos es ahora mismo tan cariñosa como la que pudieran tener un león y una cobra encerrados en un garaje. Y eso que ni la extraterrestre de la lotería desconoce que, como se suele decir, 'son dos fuerzas de similar espectro ideológico condenadas a entenderse'. Y dos huevos duros. En medio de este barullo sorprende el desmelene dialéctico de la hasta ahora moderada Ariagona González. Harta ya de que la saquen a pasear más a menudo de la cuenta y sin su permiso, o por lo que sea, pero lo cierto es que escucharla estos días en las tertulias o entrevistas en radio o tv es descubrir una faceta un tanto desconocida hasta ahora. Sacó el carácter que no es característica, precisamente, que les sobre de último a muchos socialistas (miren para Arrecife, si no: la de sapos que lleva tragados De Anta). Eso sí:  las expresiones que se vienen utilizando para definir el bla, bla y más bla de Podemos en el Cabildo (eso de que ladran sin morder) es de primero de politiqueo y un tanto cutre.

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