EFEMÉRIDE

La Plazuela, donde la Constitución se celebraba

En los últimos años la tradición se ha ido diluyendo ante la creencia, quizá, de que no hay motivos para celebrar formalmente la democracia.
La Plazuela, donde la Constitución se celebraba

Cada 6 de diciembre se conmemora el Día de la Constitución Española. Esta jornada recuerda el referéndum celebrado 1978, en el que los españoles aprobaron la vigente Constitución. Se daba así un nuevo paso para desmantelar y enterrar la dictadura franquista que asoló este país durante cuarenta años. El franquismo, en cambio, sigue vivo, intacto e impune, como incomprensiblemente estamos comprobando todos los días.
 
Al principio, la conmemoración del Día de la Constitución era un solemne acontecimiento que congregaba a las autoridades insulares en la Plaza del mismo nombre, en Arrecife, y ante la placa que denomina el espacio. Sin embargo, en los últimos años la tradición se ha ido diluyendo ante la creencia, quizá, de que no hay motivos para celebrar formalmente la todavía joven democracia española. Craso error, de ser así.
   
La Plaza de la Constitución de Arrecife es una plazuela
La Plaza de la Constitución de Arrecife no es una plaza, si por ella se entiende un lugar ancho y espacioso dentro de una población al que afluyen varias calles. Se trata más bien de una plaza pequeña y por eso es conocida como la Plazuela. Este espacio se denominó La Unión durante la II República y calle Calvo Sotelo durante el régimen franquista, pero coloquialmente siempre fue la Plazuela, aunque hay otras en la ciudad.
 
El sistema de calles formado por la Plazuela y sus conexiones creó el paisaje urbano que hoy conocemos en la zona. La forma triangular de la Plazuela responde al ensanchamiento por convergencia de varias vías de circulación entre la conexión del antiguo muelle de la Cebolla, situado en el borde del parque José Ramírez Cerdá orientado al naciente, y la calle Real con el camino hacia el sur de la isla, que transcurría por la actual calle Canalejas. Arrecife era entonces un puñado de casas. Aquí, en la Plazuela se avituallaron camellos y ahora es un punto de encuentro y encrucijada de trayectos en el que predomina el uso comercial en plantas bajas.
  
 
Una serie de intervenciones han ido subvirtiendo el carácter original del espacio
La Plazuela es contrapunto a la plaza de Las Palmas, junto a la iglesia de San Ginés, al otro lado de la calle Real y, actualmente, estas dos plazas están consideradas unos de los espacios libres públicos más significativos de la ciudad, entre todos los cuales sobresale el borde litoral. La dimensión y geometría de la plazuela le confieren un ambiente agradable y envolvente, adaptado a la escala humana y sigue atesorando cualidades únicas dentro del entramado de la ciudad, pese al desarrollo urbano perimetral registrado a partir de la segunda mitad del siglo XX.
 
También en esta época se plantaron unas hileras de pinos marinos y en la parte ancha se colocó un mástil con luminaria en el centro de una pequeña rotonda. Desde entonces, una serie de intervenciones, a cual más desafortunada, han ido subvirtiendo el carácter original del espacio hasta quedar completamente fuera de su escala urbana. Con motivo de la última y absurda remodelación de La Plazuela, la media docena de palmeras reales plantadas no consiguen hacer olvidar el recuerdo de la vigorosa presencia perimetral que tuvieron los pinos marinos. La paulatina merma de su contundencia paisajística original es el triste sino de la Plazuela.

El día de la Carta Magna

En 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas en más de cuatro décadas en España. Fue el punto de partida para un cambio democrático y una nueva constitución, vigente hoy día, que entró en vigor un año después.
 
La Constitución Española es la ley de leyes. Es una ley fundamental que defiende los derechos y libertades de todas las personas y, por ello, la más importante de un país. También llamada Carta Magna, protege los principios básicos de la democracia, establece la justicia, la libertad y la seguridad, promueve el bien de cuantos integran el Estado, protege a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones, y también promueve el progreso de la cultura y de la economía.

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