La chica que no sabía cantar

La chica que no sabía cantar

Rosana Arbelo se dará un baño de multitudes el día de San Ginés y brillará tanto o más que los fuegos artificiales. No ofrecerá su concierto en su Charco, pero la playa del Reducto bien vale un fin de fiesta. Su éxito es de esas cosas que vives como propio, algo que sólo ocurre cuando el triunfo sonríe a las buenas personas. Inimaginable, en cualquier caso, pues de jovencita era la chica que no sabía cantar. Guitarra en mano, perseveraba y estaba empeñada en aprender y mejorar cada día, dejando entrever muy pronto el gusto por componer, pero la voz no la acompañaba. Decidida, arrancó para Madrid. Siguió estudiando y sus composiciones melódicas empezaron a abrirse paso. Pero hubo que empujarla para que saliera de detrás de los bastidores.
 
Cuando se publicó ‘Lunas rotas’ supimos que Rosana había llegado después de años de esfuerzo y determinación. Para quedarse, claro. ‘A fuego lento’, ‘Sin miedo’, ‘Si tú no estás’ y otras que surgieron más tarde son canciones que forman parte de la vida íntima y sagrada de generaciones enteras y, con cada una de ellas, Rosana nos permitió transportarnos a su lado al mágico mundo de los sueños hechos realidad. En una tierra tan poco dada a las satisfacciones, Rosana y su música son una bendición.

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