Industria, ¿queda alguien?

Industria, ¿queda alguien?

Quesos, vinos, la Harinera Lanzaroteña y poco más. La descolonización del Sáhara trajo consigo la desaparición de las industrias de transformación de pescado y el sector industrial pasó a ser algo testimonial en la isla, que se especializo en el turismo y sus servicios complementarios. En el resto del Archipiélago sucedió algo parecido, con la notable diferencia de que la industria se protege por parte del Gobierno de Canarias, siempre y cuando esté radicada en alguna de las dos islas más pobladas. Si no es así, si tienes el coraje de ser industrial en alguna de las islas menos habitadas, olvídate, apaga, baja la persiana y dedícate al alquiler de pisos vacacionales.
 
La Estrategia de Desarrollo Industrial de Gran Canaria y Tenerife, perdón, de Canarias, ha puesto de manifiesto la necesidad de dar respuesta a los nuevos retos que la industria chicha y canariona, perdón, canaria, deberá afrontar en los próximos años, con especial atención al aprovechamiento de las oportunidades que de ellos se derivan. Pero cuando les hablas de doble y triple coste de la insularidad, de costes infinitos o doble sentido en la comercialización de los productos industriales, se tapan los oídos, silban y ponen cara de despistados. Eso: ¿queda alguien ahí?

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