Top Secret, 14 de agosto de 2017

El tercer grado de Dimas

La Fiscalía ha recurrido ante el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria el beneficio del tercer grado que disfruta el ex presidente del PIL, Dimas Martín. Esta gracia le ha sido mantenida por la Junta de Tratamiento de la Cárcel de Tahíche. ¿El motivo? Pues la Fiscalía considera que el interno no cumple los requisitos necesarios para acogerse el tercer grado, lo que le permite salir a trabajar cada día y los fines de semana y disfrutar de varios días de permiso cada seis meses. En esencia, la Fiscalía aprecia que el condenado no progresa adecuadamente, que no parece arrepentido, que no está pagando las sanciones económicas por sus condenas y que su conducta no le hace merecedor de la confianza del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria ni, en consecuencia, debería estar disfrutando del citado beneficio. Con ese palmarés, difícilmente se le puede otorgar mayor responsabilidad y, por lo tanto, mayor libertad en el camino de la plena rehabilitación de un reo que cumple varias condenas y se le tiene por reincidente.
 
Reincidencias varias
El tercer grado no es un derecho, sino una conquista a base de méritos. Se aplica a los penados clasificados que puedan continuar su tratamiento en régimen de semi libertad. Su objeto es potenciar las capacidades de inserción social positiva de los penados, realizando las tareas de apoyo y asesoramiento y la cooperación necesaria para favorecer su incorporación progresiva a la comunidad. Algunos de los principios que rigen este cometido son la auto responsabilidad, la normalización social, la integración, la prevención de la desestructuración familiar y social, y la coordinación con organismos e instituciones dedicados a estas áreas. Dimas Martín vive en régimen de tercer grado desde hace varios años, tras pasar algunos en prisión. Su última pena de casi tres años de cárcel le fue impuesta cuando aún cumplía otra condena de dos años. Tras una vertiginosa carrera política que se originó en 1983 y le dio todo el poder político en la isla, diez años Dimas fue inhabilitado y apartado de la política. Desde entonces, él y su partido han venido dando tumbos y diluyendo su influencia. Dimas Martín tiene siete condenas a sus espaldas, por delitos tan variopintos como cohecho, desobediencia, malversación de caudales públicos, fraude a la Hacienda Pública, daños al patrimonio y prevaricación. Durante años mantuvo, con el respaldo de sus fieles, que era un preso político. ¿Fieles? Vete a buscarlos ahora, pero mejor lo dejamos para otro día.

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