Transportaba unas cuatro mil toneladas de cemento

El mar desmenuza el barco hundido en Famara

En poco más de treinta años, el empuje de las olas ha reducido casi a la nada al carguero que naufragó el 19 de enero de 1982.

El mar desmenuza el barco hundido en Famara

El mar ya se tragó el Rolla 1, el barco que encalló en la playa de la Caleta de Famara en 1982. Hoy tan solo despunta un pedazo de la proa a marea vacía. En poco más de treinta años, el empuje de las olas ha reducido casi a la nada al carguero. Por la misma época encalló en la isla otro mercante, el Telamón, pero mientras este conserva buena parte de su estructura, la mar de barlovento, mucho más brava, acabó desmenuzando el Rolla 1. 

El navío, que había salido del puerto de Águilas, en Murcia, se dirigía a Nigeria, con escala en Las Palmas de Gran Canaria. En sus bodegas transportaba unas cuatro mil toneladas de cemento. Cuando transitaba por el norte de Lanzarote, parece ser que sufrió una vía de agua en la sala de máquinas y acabó embarrancando frente a Caleta de Famara. Era el día 19 de enero de 1982, así que este viernes se cumplen 36 años del suceso. La Cruz Roja del Mar, apoyada por la Guardia Civil y la Comandancia de Marina, y con la ayuda de algún lugareño, logro salvar a la totalidad de los veintitrés tripulantes. No fue una tarea fácil debido al fuerte oleaje.
 
El buque llevaba unas 90 toneladas de combustible en sus depósitos
 
Además de las vidas de la tripulación, corrió grave riesgo el litoral de Famara. Las estimaciones del momento calculaban que el buque llevaba unas 90 toneladas de combustible en sus depósitos, y, de producirse vertidos, la playa podría resultar afectada. La amenaza de una marea negra a pequeña escala era cierta, pero, afortunadamente, no se derramó el combustible y fue extraído y trasladado a camiones cisterna.
 
Al parecer, la compañía de salvamento del Rolla 1 regaló el combustible a la Cruz Roja de Lanzarote en señal de agradecimiento por su decisiva contribución en el salvamento de la dotación del barco. No obstante, sobre la arena de la playa fueron visibles las consecuencias el naufragio en forma de bolas de piche, trozos de madera, objetos y utensilios de plástico…
 
De último, sólo se aprecia el morro de proa a marea vacía
 
Al concluir el año, en diciembre, un fuerte temporal partió por la mitad el mercante y, a partir de ese momento, su estructura fue menguando año tras año. Su silueta se ha ido desvaneciendo hasta que, de último, sólo se aprecia el morro de proa a marea vacía. Ahora hace de baliza indicadora del lugar en el que yacen los restos del naufragio, convertido desde entonces en un arrecife artificial rico en vida marina.
 
‘San’ Google ofrece una única ficha sobre el Rolla 1. Recoge la existencia de un mercante asiático de 107 metros de eslora y con casi 4.000 toneladas de registro bruto, construido en 1966, que se dedicó a la carga general y que hoy se encuentra “desmantelado o perdido”.
 
Cuajados en el fondo del mar en perfecta geometría, los sacos de cemento que transportaba el barco señalan el lugar dónde acabaron reposando sus entrañas. De aquel suceso, o novelero acontecimiento para la población lanzaroteña, según se mire, sólo se conserva un pequeño paraíso submarino para los peces entre pedazos de hierros retorcidos.

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