Creo que lo he entendido

Otros llegarán y borrarán todas sus huellas.
Y repondrán los nombres borrados.
Y la memoria perdida florecerá con libros desempolvados.
Adquirirán su antiguo nombre las cosas que lo merezcan.
Y se hará justicia, condenando a estos que nos deshonran.
Relegándolos al olvido. Justo castigo a su soberbia.
 
Me ha costado entender lo de la Casa de la Cultura ‘Agustín de la Hoz’ y lo de la Casa de la Cultura, pues, si bien consideraba que eran una misma cosa, resulta que no, que son dos cosas diferentes. Con el cierre del edificio en 2005, se redacta un proyecto de intervención para un inmueble, no para una entidad cultural. Un inmueble que hasta entonces albergaba la Casa de La Cultura ‘Agustín de la Hoz’. La política, doce años después toma una decisión que, pudiendo ser legítima, no ha sido explicada a la población, que no entiende nada.
 
El pasado día 21 de septiembre, la ciudadanía que quiso celebrar el acontecimiento de abrir aquellas puertas pudo ser testigo de hasta tres actos simultáneos. El primero, por orden de intervención, el de la apertura de la Casa de la Cultura, la nueva Casa de la Cultura, según palabras de quien ejerció de maestra de ceremonias, aparentemente bien aleccionada. El concejal, el presidente del Cabildo y el consejero de Turismo del Gobierno de Canarias estuvieron en este acto, pues ninguno accedió a mencionar el nombre propio. Para sí estaban, por tanto, en un acto de una nueva entidad cultural de carácter municipal sin vinculación ninguna con la anterior, existente hasta 2005.
 
Poco floridos en sus discursos, ninguno de los tres estuvo a la altura de la celebración de un acto institucional, tal que hubieran inaugurado un chiringuito particular. Violenta, especialmente, la intervención del concejal, mas empeñado en personalizar el proyecto y victimizarse que en ceder al pueblo lo que le corresponde como depositario de la tarea de representación que, a la vista de los hechos, detenta en el Ayuntamiento. Un proyecto de intervención, el de la Casa, que no le corresponde, y que, en todo caso, abre, porque obtuvo los recursos para finalizarla tras una ruinosa gestión en cascada del dinero aplicado, que es como se puede llamar en plan fino a lo acontecido durante más de un decenio.
 
Nuestros dirigentes públicos, del consejero del Gobierno para abajo, se han mudado al planeta de los disparates
La segunda inauguración, a la que parece que el paciente publico asistió, fue a la de la Casa de la Cultura ‘Agustín de la Hoz’, pues la alcaldesa decidió que quedaba inaugurada la Casa de la Cultura ‘Agustín de La Hoz’, una Casa diferente a la de 2005 y a la de 2017; ésta, del concejal de CC, aunque comparte nombre propio con la antigua.
 
La tercera, a la que la sociedad civil asistió en soledad fue a la reinauguración de la Casa de la Cultura ‘Agustín de la Hoz’, ésta sin representantes públicos, enrocados cada uno en su batalla. Y digo que es el tercero de los actos, y quizás el auténtico, el legítimo, porque no se puede inaugurar lo que ya ha sido inaugurado en 1989. Y tampoco se puede inaugurar lo que antes no ha sido anulado para poder ocupar ese mismo espacio.
 
Se perdió los tres actos lo más granado del PP, de la que me dicen que dos furgones policiales atravesados en la calle parecía que les impedían entrar en el acto (los tres actos). Ella se lo perdió, pues nunca una única invitación había dado para tanto, y no queriendo repetir la etiqueta de Los Dolores se quedó en casa pespuntando las costuras del chaleco, con un ojo puesto en el punto del arroz.
 
No conozco en Arrecife dos inmuebles diferentes para dos casas de la cultura. Por tanto, sólo existe una. Nuestros dirigentes públicos, del consejero del Gobierno para abajo, se han mudado al planeta de los disparates y, que yo sepa y en mi corto entender, se ha reinaugurado la Casa de la Cultura ‘Agustín de la Hoz’, la de 2005. Ninguna otra, con ningún otro nombre, en ningún lugar nuevo.

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