Avenida Ferrán Martínez

Avenida Ferrán Martínez

Ferrán Martínez era un 2,13 inusual de mediados-finales de los 80. Ágil, con visión de juego y buena mano, comparado con Fernando Romay, otro 2,13 de principios de los 80, resultaba la expresión del baloncesto moderno. Pasaban los años y el bueno de Ferrán, al que quizá habría que haberle inyectado un par de litros de sangre caliente... o de mala leche, no terminaba de explotar. La España baloncestística, en este país tan pronto te suben a los altares como te estrompan en el suelo de manera calamitosa, rebautizó a la promesa Ferrán en la eterna promesa. El chico fue entonándose en el Joventut, ya mediados los 90, pero el sambenito no hubo forma humana de quitárselo de encima. 

En fin, esta perorata baloncestística viene al caso porque nadie se cree que la avenida arrecifeña pueda convertirse en un pulmón parecido al Charco de San Ginés y a quien le indicas que la vidilla en este descampado actual podría superar a la de la ribera te toma por loco. Y entre quienes no se lo creen voy a incluir a la alcaldesa de Arrecife, Eva de Anta, porque que yo sepa su plan ha quedado anclado en reducir el tráfico sin más añadido.
 
No hay programa de dinamización cultural, ni una apuesta clara por fomentar la actividad deportiva, tampoco hay un anuncio claro que fomente la proliferación de negocios de hostelería con todo tipo de facilidades con vistas a transformar el páramo western actual en una bulliciosa zona de esparcimiento.
 
Bien podría indicarse que no hay plan porque se carecen de infraestructuras. Sin embargo, lo cierto es que existen dos parques bien grandes que piden vidilla por señas, un abanico amplio y variado de accesos al mar. Todo esto en un espacio absolutamente a cobijo del viento, exactamente igual que la cara oeste del Charco de San Ginés.
 
Bien podría señalarse que por muchos estímulos que se ofrecieran la avenida seguiría igual de moribunda. A estos habría que recordarles el Charco de San Ginés de hace unos años en donde solo podías tomarte una cerveza en el Lemon, la Casa del Miedo, La Puntilla y los tres o cuatro rincones de la zona de Ginory. Todo inconexo y sin vidilla deportiva asociada como estos días. Miren las riadas actuales, el gentío que inunda el anillo del Charco. Visto el éxito, los mismos incrédulos decían que los domingos era imposible que cogiera vida el mismo Charco... anímense a visitarlo cualquier tarde dominguera a ver si hay hueco en los todavía escasos negocios hosteleros que abren los domingos.
 
Todo es un imposible de brazos cruzados o dejarlo todo en manos de la generación espontánea. Los que no creen en que esta avenida será un pulmón mejor dotado que el Charco, con todo tipo de negocios de hostelería y tienditas chulas, con el ambiente deportivo asociado al mar, el running, el ciclismo y las risotadas de los niños en los parques, con los mismos pocos coches (taxis y algunos residentes) que liberan la zona de humos y de preocupaciones. Luego están, lo dicho, los que piensan que todo esto nacerá como cae la fruta en verano... por su propio peso.
 
No sé si la alcaldesa tiene en mente cambiarle el nombre a la avenida, la Ferrán Martínez, o de ejecutar un plan ambicioso que haga realidad todas las potencialidades del frente marítimo de la capital.

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