Arrecife sin ciudadanos

Según quien sea el observador, Arrecife tiene un problema u otro. Si quien mira es un residente en Las Vírgenes, entonces la ciudad aún no ha llegado a esa zona del extrarradio, está abandonado a su suerte y no se siente arrecifeño. Si quien otea es un pequeño comerciante del centro, la lógica de implantación de las grandes superficies en las afueras lo está sometiendo a una reconversión forzada y cree que no hay futuro. Si quien observa es un neo emprendedor, en la ciudad sólo verá un espacio económico infrautilizado y pleno de oportunidades de negocio, siempre y cuando el poder local trabaje para sus intereses; si no, no. Si quien ojea es un politiquillo pretensioso, sólo verá números y no personas, votos potenciales, gente a la que embaucar. Si quien avizora es un residente en la isla que viene a la ciudad por compras, ocio o trabajo, pero no vive en ella, sólo tendrá ojos para las plazas de aparcamiento y Arrecife no será más que un llano inmenso para circular en coche y aparcar cerca y gratis; y al carajo todo lo demás. Si quien echa un vistazo es Astrid Pérez, la ciudad es un desastre y seguirá siendo un desastre a no ser que ella sea proclamada alcaldesa, y rapidito que los años no pasan en balde.
  
Hay muchos Arrecife y su sentido depende de para qué la quieras o para qué la necesites
 
¿Arrecife? Depende. Hay muchos Arrecife y su sentido depende de para qué la quieras o para qué la necesites. Las ciudades son hijas el comercio, y las portuarias, más; aquí tienes un sentido de Arrecife. Pero no es el único ni el más importante. Arrecife es lo que es por sus ciudadanos, y sin ciudadanos no hay ciudad. No me refiero a los vecinos, que son otra cosa, sino a los ciudadanos, que son quienes dan sentido a las ciudades en cuanto son miembros activos de la urbe y portadores de derechos políticos. Y el problema de Arrecife es que tiene muchos vecinos y muchos usuarios, pero pocos ciudadanos. Vecinos aparte, Arrecife está lleno de usuarios, de transeúntes. Para unos, sigue siendo un lugar de paso, una factoría o un gran centro comercial y prefieren vivir en otro sitio. Para los nacidos en ella y que la abandonaron, sencillamente eligieron a otras más jóvenes para compartir sus vidas; otras llamadas Tahíhe, Nazaret, Costa Teguise, Guime, Caleta de Famara, Masdache… Estos últimos son insoportables, los que dicen ser de Arrecife y que no son ni vecinos ni ciudadanos, aunque, paradójicamente, se atreven a asegurar que el problema de Arrecife es la falta de sentido de pertenencia de los arrecifeños. ¡Lo que hay que aguantar!

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