Top Secret, 13 de septiembre de 2017

Semáforos

Semáforos
Los semáforos de Arrecife llevan tiempo sin funcionar. Demasiado tiempo para una ciudad con tanta gente y tantos coches. Su ausencia ha provocado, además, pequeños accidentes de tráfico.  ¿Qué está ocurriendo? La versión oficial es que falta personal. Que lo mismo sirve para el chispas de los semáforos, que para el que elabora pliegos, abre los centros socio culturales, rellena impresos, visita a domicilio, atiende en mesas o pone el café y los cruasanes de las diez. En el ayuntamiento de Arrecife falta personal. En todos los departamentos y a todas horas. Hasta en Recursos Humanos faltan recursos humanos. Y no es coña. Así las cosas, cabe preguntarse si de verdad hay carencia de efectivos o estos están mal repartidos. Casi que nos inclinamos por esto último. No parece serio que una gran ciudad tenga los semáforos inoperativos durante días. Y de hecho no lo es. Como tampoco parece serio que uno de los socios de gobierno, CC, haga como que acaba de llegar y exige a otro de los socios, PSOE, que haga el favor de arreglar eso. Es como si los nacionalistas creyeran que el ciudadano no se entera de la misa la media. Cualquier persona a la que le preguntaran por los responsables del desaguisado semaforil contestaría, sin duda: "el ayuntamiento de Arrecife". ¿Y quién gobierna ahí? PSOE-CC-PIL. Responsables como grupo de gobierno pese a que Orlando Umpiérrez, tan políticamente correcto para algunas cosas, pretenda vacilarse ahora al personal. 
 
Que no hay nadie, vamos
Total, que en ese ayuntamiento no parece haber trabajador competente en hacer las cosas que hay que hacer. Sean cuales fueran esas cosas. Nos soplan que incluso hay asesores que ni se les ve el pelo por ahí. En concreto uno de un grupo político pequeñito pero fundamental para garantizar la (presunta) estabilidad del Gobierno. Cobrar, cobra todos los meses naturalmente. Sabido es que ya hace años que no te pagan en mano sino que te lo ingresan en la cuenta, con lo que ni siquiera para eso hay que acudir al puesto de trabajo.  ¡Qué gran mundo ese de los asesores! Y qué cantidad de dinero que acaba yéndose por ese sumidero. Hay gente que ya nació asesor. Se ha pegado su vida laboral de despacho en despacho haciendo como que asesora cuando en realidad su trabajo consiste en molestar lo menos posible. Suele ser gente que se quedó a las puertas de ser elegido para cargo público. Y como quiera que ya se había hecho el planteamiento de mamar de la teta común, pues su partido lo nombra asesor y todos tan contentos. Una operación que, además, evita que al asesor se le pase esa inmensa vocación de servicio público que le hace presentarse a las elecciones.  Hablando de vocaciones, por cierto: Ciudadanos publicó recientemente una foto de familia de uno de sus grupos de trabajo. Y había caras conocidas entre los últimos fichajes. Uno, en concreto, que para guardar los carnés de militante necesitaría la caja de cartón en la que vienen las lavadoras. ¡Qué manera de pasar de partido a partido!
 
La Casa de la Cultura de Arrecife
El ayuntamiento de Arrecife ha dejado de llamar 'Agustín de la Hoz' a la Casa de la Cultura que reabre este jueves tras doce años en obras. El Teniente de Alcalde y Concejal de Cultura, Rafael Juan González, ha dejado de llamar 'Agustín de la Hoz' a la Casa de la Cultura que nunca han visto abierta los alumnos que este año han empezado Primero de la ESO. Todos, en el Grupo de Gobierno de Arrecife dejarán de llamar 'Agustín de la Hoz' a la Casa de la Cultura todavía inacabada. Pero 'oficialmente' se sigue llamando Casa de la Cultura Agustín de la Hoz. Al menos por el momento. Según ha podido saber este Top Secret es intención de los dirigentes municipales quitarle el nombre a la Casa de la Cultura. Si no por la vía oficial (se decidió en un pleno a finales de la década de los 80 del siglo pasado) sí por la del olvido: dejar de llamarla por su nombre entero.  En ese supuesto, convendría que el ayuntamiento explicara qué piensa hacer y por qué piensa hacerlo. Porque si hubo buenas razones para aprobar llamarla así, las habrá igual de buenas para dejar de llamarla así.

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